Cuando Dios te premiará!!!!


En el cielo, Dios te premiará por lo que hayas hecho. Si crees que Cristo es tu salvador y Señor y tus talentos son entregados a él, luchas, brindas esperanza al cansado, al necesitado, al fugitivo, al deprimido, si luchas en tu fé. Dios promete algo. ESte fragmanto es tomado del Libro Cuando Cristo Venga de Max Lukado. Disfrútalo.

¿Podría concluir con una palabra especial para un grupo muy especial? 
Muchos de ustedes jamás han ganado un premio. O quizás fuiste decurión en tu tropa de Boy Scouts o estuviste a cargo de las sodas en la fiesta de Navidad de la escuela, pero de ahí no pasaste. Nunca ganaste mucho, en cambio observas a los Mark McGwires de este mundo llevándose a casa todos los trofeos. Lo tuyo no pasó de ser «casi» y «qué lindo habría sido que...»

Si tal ha sido tu caso, entonces apreciarás esta promesa: «Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria» ( 1 Pedro 5.4 ).
Pronto el día llegará. Lo que el mundo ha pasado por alto, tu Padre te lo ha recordado, y más pronto de lo que te imaginas, te bendecirá. Mira lo que dice Pablo sobre esto: «Cada uno recibirá su alabanza de Dios» ( 1 Corintios 4.5 ).

¡Qué frase increíble! Cada uno recibirá su alabanza de Dios . No «el mejor de nosotros», ni «unos pocos de nosotros», ni «los que lo logren entre nosotros», sino que «cada uno recibirá su alabanza de Dios».

Tú no vas a querer perderte esto. Dios hará que tal cosa no ocurra. De hecho, Dios mismo será quien dé la alabanza. Cuando se trata de dar reconocimiento, Dios no delega ese trabajo. No será Miguel quien ponga las coronas, ni será Gabriel quien hable en nombre del trono. Dios mismo será quien ofrezca los honores. Dios mismo ensalzará a sus hijos.
¡Y lo más extraordinario es que la alabanza es personal! Pablo dice: «Cada uno recibirá su alabanza de Dios» ( 1 Co 4.5 ). Las recompensas no se darán a una nación entera de una vez, a una iglesia entera de una vez, ni a una generación entera de una vez. Las coronas se darán una a la vez. Dios mismo te mirará a los ojos y te bendecirá con estas palabras: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor» ( Mt 25.23 ).

Con eso en mente, permíteme animarte a que te mantengas firme. No cedas. No mires hacia atrás. Deja que Jesús hable a tu corazón y diga: «He aquí yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona» ( Ap 3.11 ).

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