Dios… da esfuerzo al cansado,
y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas…
Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas; correrán,
y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Isaías 40:28-31.
y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas…
Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas; correrán,
y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Isaías 40:28-31.
Muchos campeones deportivos hacen soñar a la juventud. En el mundo de la
Fórmula 1 el brasileño Ayrton Senna, tres veces campeón del mundo y
quien obtuvo 41 victorias en los Grandes Premios, fue considerado como
el mejor de su generación. Pero a la edad de 34 años, en la cumbre de su
carrera, su vida se detuvo brutalmente, mientras competía en el Gran
Premio de San Marino en 1994.
Poco antes, Ayrton Senna había declarado a un periodista su fe en Dios y le había dicho que él nunca se separaba de su Biblia, la cual leía cada día. «Esta lectura cambió mi vida. Encontré la solución a mis problemas. Creo en Dios, él es quien tiene el control de toda mi vida». Después de la tragedia, su Biblia fue encontrada en su maleta. El pasaje de Isaías 40:28-31 estaba subrayado.
Seguro que ese campeón, al igual que todos nosotros, pasó por momentos de desánimo. ¿Cuál fue su recurso? Poner la mirada en Dios, quien “da esfuerzo al cansado”. Confiar en Dios y esperar en él cada día, en medio de las dificultades cotidianas, es realmente renovar las fuerzas. Abandonarse a Dios y escuchar lo que quiere decirnos es volver a encontrar la energía para afrontar una situación que se nos escapa de las manos. Entonces la paz reemplaza al pánico o a la rebelión. “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza” (Isaías 30:15).
Poco antes, Ayrton Senna había declarado a un periodista su fe en Dios y le había dicho que él nunca se separaba de su Biblia, la cual leía cada día. «Esta lectura cambió mi vida. Encontré la solución a mis problemas. Creo en Dios, él es quien tiene el control de toda mi vida». Después de la tragedia, su Biblia fue encontrada en su maleta. El pasaje de Isaías 40:28-31 estaba subrayado.
Seguro que ese campeón, al igual que todos nosotros, pasó por momentos de desánimo. ¿Cuál fue su recurso? Poner la mirada en Dios, quien “da esfuerzo al cansado”. Confiar en Dios y esperar en él cada día, en medio de las dificultades cotidianas, es realmente renovar las fuerzas. Abandonarse a Dios y escuchar lo que quiere decirnos es volver a encontrar la energía para afrontar una situación que se nos escapa de las manos. Entonces la paz reemplaza al pánico o a la rebelión. “En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza” (Isaías 30:15).
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