“Después de esto, Jesús se fue de aquel lugar. En el camino vio a un hombre llamado Mateo, que estaba cobrando impuestos para el gobierno de Roma. Jesús le dijo: «Sígueme». Mateo se levantó, dejó todo lo que tenía, y lo siguió.” Sn. Lucas 5:27-28
El nacimiento de Cristo tenía una misión específica: salvar a la Humanidad, para ello tenía que padecer la cruz. Ese instrumento de muerte que se entregaba únicamente a los criminales más malvados. A pesar de saber que era la única forma, Jesús se entregó para cumplir su propósito y gracias a eso, tenemos la oportunidad de optar a vida a pesar de estar fuera de Su Presencia por el pecado. “él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,” Efesios 2:1.
La mirra era una sustancia utilizada para fabricar el Aceite de la Unción. Este aceite era único y utilizado exclusivamente para el culto a Dios y la unción de los sacerdotes. En la cual se detallaba que ellos estaban llamados a servir perpetuamente a Dios. Y ese es otro regalo que debemos entregar a Cristo: Nuestro compromiso.
Compromiso de ser fieles, de apartarnos, de servirle, de cuidar nuestro testimonio. En un mundo lleno de falsedad y religiosidad, nos pide que transformemos nuestra vida y lo sigamos no importando los logros a alcanzar o las bendiciones a recibir, sino que cumplamos nuestra misión. “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.” Sn. Juan 6:67-69
Por lo cual, hemos hecho un pacto sagrado y sin fin. Que nuestra vida refleje ese compromiso y de tal forma, cuando lleguemos a la Presencia del Señor, podamos reflejar una sonrisa en sus labios y así nos diga: “Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.” Sn. Mateo 25:23
Conclusiones:
- Esta época procuremos que Dios reciba estos tres regalos y así nuestra vida cambiará.
- Estos tres regalos no dependen de Él, depende de nosotros. Él no los exigirá, pero los espera recibir.
- Adora con el corazón, entrega tus dones y comprométete todos los días a vivir a su lado.
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