“La gente de Judá se quejaba: «Ya no tenemos
fuerzas, y los escombros son muchos. No podremos terminar de reparar los muros».”
Nehemías 4:10
El desánimo bloquea y paraliza. Es esa roca que
se interpone en el camino para seguir adelante, estrechando nuestra visión y llenando
de negativismo nuestra vida. Roba las fuerzas, despoja del coraje y arranca
nuestro optimismo. Pero esto es nada más el preámbulo del fracaso.
Muchos hombres y mujeres de la historia se
enfrentaron al desánimo, pero no se dejaron ganar la batalla. Nehemías fue uno
de ellos. Frente a un pueblo con más de 70 años de exilio, con una nación débil
y necesita de reconstrucción tomó la decisión de reconstruir los muros de su
nación para tener una mayor protección. Ahora, hizo lo siguiente para vencer al
desánimo:
1. Tenía una visión clara de su misión:
“Entonces les dije:
—Ustedes conocen bien el problema que tenemos, porque los muros de Jerusalén
están en ruinas y sus portones se quemaron. Pero vamos a reconstruirlos, para
que no se burlen más de nosotros. Les conté también cómo mi buen Dios me había
ayudado, y lo que el rey me había dicho. Entonces ellos respondieron: —
¡Manos a la obra! Y, muy animados, se prepararon para iniciar la
reconstrucción.” Nehemías 2:17-18
El desánimo es esa neblina en el camino que no
nos deja ver bien hacia dónde vamos. Pero sólo se puede vencer si sabemos qué
hacer y lo que se desea lograr. Nehemías sabía que tenía una misión específica,
no gastó sus esfuerzos en tratar de hacer todo a la vez. Primero dio ánimo,
planificó, organizó y trabajó para lograr la construcción del muro de
Jerusalén. Hubo cansancio, luchas internas, críticas externas, pero nada hizo
que este hombre se rindiera.
La pregunta es: ¿Cuál es tu meta? Actualmente se
habla de los sueños y qué somos capaces de lograr cualquier cosa, sólo proponiéndose
alcanzarlo, pero, como hijo de Dios ¿estás claro hacia donde quieres ir?,
¿estás siendo guiado por Dios?
Cuando realmente dejemos de ir por una nueva visión
cada vez que algo se ponga de moda o después de una plática motivacional. Sólo
allí iniciaremos a conquistar el propósito de Dios para nuestras vidas y
venceremos al desánimo porque ya no está interpuesto porque hay claridad en lo
que se hará, sino seremos como el hombre que lanza 10 piedras de una sola vez a un blanco -porque tal vez una puede darle- y no tomarse el tiempo de ir una a una. Teniendo más oportunidades y mejorando su puntería con cada lanzamiento.
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