Planes.
No es fácil hacerlos. Tener sueños es fácil, basta con imaginar. Anhelar es
sencillo, basta con tener un deseo. Planificar, es complicado. Necesita
contestar una serie de preguntas ¿Para qué?, ¿Por qué?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?,
¿Quiénes?, ¿Cuánto? Y otras más. Cada final de año (o cada inicio de año, como
algunos lo hacen) nos permite plantear nuevos compromisos para el nuevo año.
Algunos
desarrollan propuestas; otros, deseos; algunos, metas y otros sueños. En estos
días aparecen lecturas en revistas, periódicos, blogs, que nos ayudan a listar
los propósitos, colocarles fechas y darles seguimiento. Es probable que muchas
de ellas las dejemos sin empezar, otras las dejamos a medias y algunas se
logren alcanzar. Esto es normal. Y se hace normal por una situación: NO tenemos
un PROPÓSITO de VIDA. Vamos caminando al azar, a dónde nos lleva el viento. Con
metas, con una visión, pero sin propósito. Esto nos llena de frustraciones y de
derrotas. Encontré una maravillosa imagen circulando por internet en la cual se
detalla la forma en la que se puede lograr tener un propósito. Un propósito de
vida se logra cuando unimos la pasión, la misión, la vocación y la profesión.
Es decir, cuando sabemos lo que hacemos bien y lo ejecutamos, eso lo hacemos
con todo el amor y las fuerzas, sabemos que puede cambiar el mundo y que
recibimos recompensas necesarias para vivir, eso se puede entender como un
propósito.
Por
eso este post es diferente. No son directivas, ni modelos pre-elaborados. Son
consejos para identificar nuestro propósito en esta vida y que el nuevo año nos
sirva para dejarnos más cerca de la playa (destino). Que este nuevo año no
busquemos el destino, sino que retomemos el camino correcto. Dejar la comodidad
y emprender nuevos retos. Que logremos unir la misión, vocación, profesión y
pasión para que este mundo sea un mejor lugar. Que cuando Dios nos llame a su
Presencia a través del arrebatamiento o nuestra muerte se pueda llegar delante de Su Trono y decirle: “Señor, no fui
el mejor, pero cada día de mi vida intenté dar lo mejor de mí para ti, ser un
discípulo y lograr que más personas te conozcan.” Así que cada uno de ellos podrá
ser una guía para enrumbar la vida hacia un fin claro y agradable a nuestro
Señor.
1. Conságrate
“Y
Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre
vosotros.” Josué 3:5 RVR1960.
Esta es la
propuesta base. Consagración. Apartarse para tener una conducta ejemplar.
Dedicar cada momento de nuestra vida. Ofrendar nuestro tiempo. Ser ejemplo. Es
decir, la consagración tiene que ver con lo que reina nuestra vida, que nos
ayuda a tomar decisiones, que fortalece nuestra convicciones, a caminar con Él.
Esta no es una
tarea fácil. Nuestra naturaleza nos inclina al pecado. Por una extraña razón al
momento de elegir entre lo bueno o lo malo, no hay elección. Lo malo gana
siempre por el 100% de los votos. David escribió en su hermoso Salmo 51:
"Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí."
Pablo explica nuestra naturaleza pecaminosa: "De manera que ya no
soy quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo se que en mí, esto
es en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no
el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso
hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en
mi." Romanos 7:17-20 RVR 1960.
No hay mucho
que explicar en este punto. Nuestro ADN está sucio. manchado por malas
decisiones. Atados a fallar. Sin embargo, esta no es una excusa para evitar
consagrar nuestras vidas. No estamos anclados al pasado. Somos nuevos gracias a
la bondad de nuestro Señor Jesucristo. La Biblia dice: "De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas." 1a Corintios 5:17 RVR1960.
La
consagración es un pacto que se valida día a día. No es una cuestión de estar
cerca o lejos de las cosas santas. Es una cuestión de limpiarnos y ser sinceros
delante de Dios. Hageo, un profeta asentado en el pueblo que regresaba del
exilio babilónico, les preguntó a los sacerdotes sobre las cosas sagradas:
"Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el
vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida,
¿será santificada? y respondieron los sacerdotes y dijeron: No. Y Dijo Hageo:
Si un inmundo a causa de un cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será
inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será." Hageo
2:13-14. El principio que enseña en esto es: NO se santifica por tocar, se consagra
por obrar, por transformar, por apartar, por respetar a Dios. Es un proceso. No
se da por osmosis. No por una oración, sino que es una decisiones del corazón
donde se determina caminar en integridad de corazón.
Para
consagrar o dedicar tu vida durante este año, se proponen algunos consejos,
basados en el proceso de dedicación de los sacerdotes:
a)
Rendición total a Dios:
"Luego
tomarás el aceite de la unción, y lo derramarás sobre su cabeza, y le
ungirás." Éxodo 29:7 RVR1960
El
proceso de unción tenía un propósito especial y es especificar que una persona
se apartaba para una misión especial. Este aceite era preparado con 5 diferentes
especies aromáticas de gran valor: “Habló el SEÑOR a Moisés,
diciendo: Toma también de las especias más finas: de mirra fluida, quinientos
siclos; de canela aromática, la mitad, doscientos cincuenta; y de caña
aromática, doscientos cincuenta; de casia, quinientos siclos, conforme al siclo
del santuario, y un hin de aceite de oliva. Y harás de ello el aceite de la
santa unción, mezcla de perfume, obra de perfumador; será aceite de santa
unción” Éxodo 30:22-25.
Es decir, la mirra que
puede representa el proceso de purificación y sanidad espiritual. No puede
existir consagración si seguimos teniendo los mismos hábitos pecaminosos del
pasado. Dios detesta el pecado y su Presencia no es combinable con una vida que
se permite licencias para pecar. Es por ello que este reto para el nuevo año
debe ser diario, para que esa sanidad espiritual nos permita deshacernos de la
soberbia, caminar en sencillez y establecer claramente el concepto de quiénes
somos y a quién representamos en este mundo. Eso es el primer componente del
aceite de la unción, que haciendo el paralelismo muchos estudiosos señalan al
precioso Espíritu Santo como símbolo del mismo.
La segunda especie es la
canela aromática. De escasa producción y de gran valía, que podía llegar a ser
regalos para reyes, nos deja una profunda enseñanza y es que, esta especie
aromática, actuaba como repelente y a la vez como un purgante. Es decir, aleja
a los insectos y otros animales perjudiciales (malos hábitos, amistades
negativas, pensamientos impuros, tentaciones, entre otras) que puede
desarrollar diferentes enfermedades (frialdad espiritual, pecado, vicios, entre
otras) y a la vez, limpia el interior de nuestro cuerpo y expulsa lo que no
sirve. Cuando renunciamos a nuestro ego, es un esfuerzo personal de cada día
seguir a Jesús, tal como lo mencionó en esa frase desafiante y llena de retos
para todo el cristianismo: “Entonces dijo
a la multitud: «Si alguno de ustedes quiere
ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz
cada día y seguirme.” Sn. Lucas 9:23 NTV. Luego de ello, nuestro
interior será transformado a la imagen y semejanza de Jesús. Aborreciendo lo
malo, haciendo el bien y ayudando a lograr el propósito de Dios para la
humanidad.
La
tercera especie es la caña o cálamo aromático. Es un arbusto alto que brinda un
olor agradable, pero bajo un precio: Debe ser triturado y doblado. Entre más
triturado, mejor fragancia y con mayor alcance. La enseñanza para este nuevo
año es, que la única forma de alcanza el propósito de vida es doblegarse al
Señor, deshacernos de la jactancia y darse cuenta que nuestros planes pueden
ser unos y otros son los de Dios. Pero, el Señor siempre cumplirá su propósito.
Otro de las enseñanzas, es que entre más aprendizaje, entre más humildad, mejor
serviremos a Dios. Este año debemos calzarnos en el poder del Espíritu Santo,
para llevarnos a ser más humildes y caminar seguro que Dios está con nosotros.
La
cuarta especie es la Casia, que se extrae de la corteza de un arbusto con
grandes propiedades aromáticas y curativas. Viene del hebreo kavad y significa
doblegarse. Este nuevo año, nos debe encontrar de rodillas y con sencillez,
recordando que: “El sacrificio que sí
deseas es un espíritu quebrantado; tú no
rechazarás un corazón arrepentido y quebrantado, oh Dios.” Salmos 51:17 NTV
El
último componente es el aceite de oliva, que representa las pruebas que forman
el carácter, tal como las olivas son colocadas en molinos trituradores, donde
se obtiene el precioso y valioso aceite. La vida del cristiano está llena de
pruebas, las cuales moldean nuestro carácter, multiplican nuestra fe,
perfeccionan nuestro liderazgo, redireccionan nuestro amor y desarrolla un alto
grado de sumisión. Eso representa el aceite, ese esfuerzo por seguir a Jesús en
las buenas y en las malas, en la que se perfeccione nuestra vida y sea como
Jesús.
Para
este nuevo año, es una nueva oportunidad para consagrarnos. El Espíritu Santo
nos llama a purificar nuestros actos, a evitar que malos hábitos se
desarrollen, a destruir la relación con el pecado, ser humildes y aprender de
las pruebas, eso es lo primero que se puede hacer para que este nuevo año sea
totalmente diferente.
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