¿Por qué Fracasan Los Padres?

Navegando en la web me encontré un artículo del Sr. feliciano Ruiz que me gustó y detallo íntegramente el mismo a continuación:

Son innumerables los padres que se sienten frustrados en relación a la función de encaminar a sus hijos por la senda del bien. No obstante, estas mismas personas suelen ostentar ciertos logros y éxitos en otras facetas de la vida, pero al referirse a su descendencia la desilución los embarga.
Peca de iluso el padre que asume que su hijo “le debe mucho“. Jamás hubo otra época en que los padres gastaran más dinero, tiempo y energías en complacer a sus hijos. Como tampoco ha habido una época en que los hijos mostraran menos respeto y aprecio a sus padres. Esta realidad debe conducirnos a reconocer que nuestro enfoque como padres, está fuera de lugar.
El padre promedio casi siempre se centra en qué hacer por sus hijos, y no en lo que significa llegar a ser un buen padre. Si queremos ser buenos padres, debemos conocer a nuestros hijos, y eso requiere dedicar e invertir tiempo en ellos, lo cual es una tarea muy complicada en este tiempo. Pero, un cambio en nuestra perspectiva no solo aumentará nuestro gozo y paz en la noble misión de ser padre, sino que hará de nuestros hijos, personas dignas y honorables.

Lo invito a analizar juntos las principales causas del fracaso de los padres.
1. Instrucción Inapropiada.
El ser humano está programado genéticamente para aprender. Hay un principio universal y es que “el niño no necesita aprender a hacer el mal“, en realidad nacemos con inclinación hacia ello. Es ahí donde cada padre tiene el deber ineludible de instruir a sus hijos en valores, principios, normas de conducta, reglas de urbanidad, aspectos morales, éticos y espirituales.
Descuidar esta tarea de padre, y dejarlo en manos del azar o del destino puede costarnos un alto precio. Jamás seamos negligentes en la instrucción de nuestros hijos, ellos lo necesitan porque están en proceso de formación en cada etapa de su vida. En algunas ocasiones el padre tendrá que exhortar o amonestar duramente a sus hijos, pero será necesario. Puede ser que los hijos no lo entiendan en el momento dado, pero el padre que ha vivido más y que también pasó por esa etapa de la vida, sabe lo que es más conveniente para sus hijos. Transcurrido el tiempo, serán sus mismos hijos quienes se lo agradecerán por haber sabido instruirlos en el momento oportuno.
2. Supervisión Deficiente.
Todo padre se preocupa porque sus hijos estudien en un buen centro educativo, tengan buena ropa, buena alimentación, buena salud, etc. lo cual está maravillosamente bien. Pero pocos padres se preocupan en supervisar las actividades de sus hijos. Pemítame preguntarle, ¿conoce quienes son las amistades de sus hijos? ¿sabe con quienes alternan los fines de semana? ¿conoce los lugares de diversión que frecuentan? ¿en qué se divierten sus hijos? ¿cuáles son sus deleites o placeres? Sucede que más de una vez, no pocos padres descubrieron tardíamente que los “amigos” de sus hijos fueron quienes los iniciaron en alguna adicción, y también quienes los encaminaron a lugares de dudosa reputación.
Por otro lado, muchas jovencitas han caído presa de la anorexia o bulimia como resultado de periodos depresivos sin que sus padres se hayan percatado de ello. Los hijos adolescentes pueden estar sumidos en ansiedad, angustia, tristeza, sensación de soledad, insomnio, etc., y los padres no observan, menos indagan el estado emocional de sus hijos. No supervisar a nuestros hijos puede ser sumamente peligroso, y terminar en lamento.
3. Autoridad Frágil.
La autoridad no se impone, se gana. Imponer autoridad es sinónimo de tiranía, y nuestros hijos no quieren a un autoritario, déspota o dictador en casa, ellos suplican tener un padre. La autoridad de un padre se torna frágil cuando no se la supo ganar. Y oigo preguntarme, ¿cómo se gana autoridad? Muy simple señores, la mejor manera de ganar autoridad y tener ascendencia sobre nuestros hijos es mediante el ejemplo. La vida ejemplar de un padre lo convierte en objeto de admiración y respeto por parte de sus hijos. Todo padre ejemplar no necesita imponer autoridad, es más, no hace falta proclamar a los cuatro vientos que él es quién manda en casa. Son los hijos que por amor y respeto -no por miedo- se someten al padre espontáneamente.
Como “para muestra basta un botón”, pongamos un ejemplo sencillo. El padre que se embriaga derrochando el dinero que hace falta en casa, ¿tendrá autoridad para decirle a sus hijos que no consuman licor? Como es evidente, no es fácil ejercer autoridad sino tenemos el respaldo de una vida ejemplar. Es necesario que el mensaje sea acorde al mensajero. Y el padre que ha de tener autoridad sobre sus hijos, debe considerarlo seriamente.
4. Desorden en las Prioridades.
¿Qué es primero para usted en la vida? ¿tiene usted una escala de prioridades? Para muchos, primero es el trabajo o ganar y acumular fortuna. Para otros es la diversión o los placeres, porque razonan que la vida es una y hay que disfrutarla. Presicamente el no tener un orden de prioridades en la vida, es que está llevando a incontables padres y madres a perder a sus hijos -o dicho de otra manera-, a fracasar como padres. No se equivoque, ya hay muchos que por anteponer el trabajo antes que la familia, no solo han perdido a sus hijos, sino también su matrimonio. Para nadie es ajeno que muchos compatriotas nuestros viajaron al exterior por asuntos laborales, y han ganado dinero pero ha perdido a sus hijos. Ahora pagarían cualquier precio con el fin de recuperar el amor y el respeto de sus hijos, que son los seres que más aman, pero esto no es asunto de dinero.
En el plan y el propósito del Autor de la familia, siempre estuvo que ésta se mantenga unida y que nada ni nadie la desintegre, ni siquiera la crisis económica. Pero nuestro fracaso se debe a que no le damos la importancia que debe tener la familia, no la consideramos como una institución divina cuyo Artífice y Diseñador es Dios, y es Él quién debe ocupar el primer lugar en nuestra vida personal y familiar. Jesucristo lo dijo de una manera interesante: “Busquen primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás les será añadido. Así que no se afanen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán“. – Mateo 6:33, 34. escrito por Feliciano Ruiz.

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3 Comentarios

  1. Gracias por publicar este artículo del Dr. Feliciano Ruiz. Favor de indicar su autoría. Sigan adelante!
    Sinceramente,
    Liliana de Ruiz
    www.FelicianoRuiz.com

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  2. Hola, muy interesante, necesitamos saber más información

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