Si
algún día nos llamarán del Banco (cualquiera de ellos), y nos dijeran:
Si viene a nuestra agencia y habla con el Gerente su deuda está
cancelada, sólo pongamonos de acuerdo, ¿nos sorprendería, verdad? (en
especial con los Bancos de nuestro país), Una deuda nos acecha, no nos
deja dormir, nos distrae, nos pide recursos, nos quita la paz, deseamos
no tenerla.
El pecado es una deuda con Dios, el pecado
nos ata (aun cuando nos ofrece libertad), nos quita nuestra paz, nos
llena de culpa, de dolor, de desesperación, nos frena. Y lo más
importante: al inicio nos gustó mucho, al final, lo odiamos y deseamos
nos haber empezado a cometerlo.
Lo bueno es que Dios no tiene
mentalidad de banquero, él si nos dice: "Vengan, pongamos las cosas en
claro—dice el SEÑOR—.¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!" Isaías 1:16-17 y no sólo eso observa el versículo 18: ¿Están ustedes dispuestos a obedecer? ¡Comerán lo mejor de la tierra! ¿No es fascinante tener a un Dios así?
0 Comentarios
Manda tus comentarios del blog, puedes escribir tus testimonios, o historias que desees.