1. Creer en lo Que Dices.
Es difícil animarse por la idea de otra persona. Sólo cuando “te
identificas” con la idea puedes expresar el sentido de urgencia y
pasión. Es fácil cuando la idea es tuya, pero cuando te hacen llegar la
información para comunicarla con los demás es difícil. Es necesario
encontrar algo en el mensaje que es valioso tanto para ti mismo como
para los demás, y entonces expresarlo con entusiasmo.
2. Creer en la Gente Con Quien Hablas.
Los mejores comunicadores tienen una cosa en común: esperan algo de
sus oyentes. Creen que el mensaje tiene valor para ellos y confían que
los oyentes van a entenderlo y responder aplicándolo a sus vidas y
trabajo. Debido a esa actitud, cuando terminan de hablar, la gente sale
pensando, “De veras él ha considerado mis intereses y quiere que yo sea
lo mejor que pueda.” Si vas a llegar a la gente, tienes que creer en
ellos.
3. Poner en Práctica lo Que Dices.
En el seminario, nos enseñaron que el contenido fue la parte
importante de la comunicación eficaz. Pero no es cierto. Lo más
importante es la credibilidad. Cuando empecé a pastorear mi primera
Iglesia, a menudo hablé del evangelismo porque creía en su importancia.
Pero los mensajes no produjeron resultados en el corazón de la gente.
¿Por qué? Porque yo como pastor no hacía el trabajo de un evangelista.
Sólo después de hacer un compromiso personal de ganar almas podía yo
predicar eficazmente sobre el evangelismo. Si no lo estás haciendo, que
no lo predique. Si no lo pones en práctica en tu vida, tampoco lo pondrá
en práctica el pueblo.
4. Saber Cuándo Decirlo.
Muchas veces el momento oportuno vale todo. Si no se lo toma en
cuenta, aún el mensaje más inspirado e importante dejaría de llegar al
pueblo. Por ejemplo, cuando el pueblo se siente inseguro (por ejemplo:
la fábrica más grande del pueblo cierra sus puertas), los mensajes “de
sorpresa” no serán bien recibidos. Y un llamado al compromiso durante
una época de una moral baja no funciona. Con cualquier mensaje,
considera la respuesta que deseas recibir del pueblo. Entonces analiza
el ambiente, las actitudes y las circunstancias que rodean al pueblo
para determinar si verdaderamente puedes esperar tal respuesta. Si
llegas a la conclusión que no es el momento adecuado, espera. Cuando las
circunstancias y las actitudes cambien, el pueblo será más receptivo, y
tendrás mayor éxito.
5. Saber Cómo Decirlo.
La creatividad hace la diferencia entre la comunicación normal y la
comunicación memorable. Utiliza todos los medios posibles para hacer que
el mensaje sea interesante y memorable. Se puede usar el buen humor,
los relatos personales, etc. Evita ser predecible. Si el pueblo sabe lo
que vas a decir o cómo lo vas a decir, dejarán de prestarte atención.
6. Saber Por Qué Decirlo.
Mi profesor siempre decía, “Predicar para conseguir un veredicto.” O
sea, mantén la boca cerrada a menos que sepas el resultado deseado.
Construye tu mensaje alrededor de la respuesta que deseas por parte del
pueblo, en vez de lo que deseas que ellos aprendan. Y decirles lo que
deseas que hagan. Serás sorprendido por la cantidad de líderes que
esperan mucho de sus seguidores sin pedir que ellos respondan o que lo
pongan en práctica.
7. Divertirte al Decirlo.
Deja de ser demasiado serio. Todos somos medio locos y cuanto más
“locos” somos, más podría hacer Dios por medio de nosotros. Que tu
comunicación sea relajada y divertida. No tengas miedo del buen humor.
8. Mostrarlo Mientras lo Dices.
Somos personas visuales. Los oyentes responderán más cuando pueden
“ver” lo que les dices. Utiliza el lenguaje corporal y los ademanes.
Emplea una pizarra o retroproyector. Emplea lenguaje descriptivo para
“pintar” dibujos para dar vida a lo que dices. Cuando les ayudas a crear
una imagen mental, tu habilidad de poder conectarte con ellos aumentará
dramáticamente.
9. Decirlo con Tal de Que lo Puedan Conseguir.
No responderán a un mensaje si les parece que sea para “otros.” Para
hacer eso, debes incluirlos en la comunicación. Habla en términos
específicos y no en suposiciones. Indícales como el mensaje les afectará
personalmente. Si entienden la realidad y lo que está en juicio,
responderán con un compromiso mayor.
10. Decirlo Con Tal de Que lo Hagan.
El propósito de la comunicación es la acción. Así que debes incluir
una llamada a la acción en todo mensaje. Al pedir un compromiso, es
necesario comunicarles los beneficios que recibirán al hacerlo.
Indícales los pasos necesarios para responder. Y finalmente, asegúrate
que sean capaces de hacer lo que les pidas.
Extracto del libro “Liderazgo Excitante”
Por John Maxwell
Tomado de http://devocionaldiario.org
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