Una
Palabra para tu Corazón. Mateo 18:3
Siendo como Niños (Parte No. 2)
“y dijo: Les aseguro que
si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los
cielos.” Mateo 18:3
Anteriormente, se detallaron
tres características que debemos aprender de los niños, las cuales, nos puede
ayudar a mejorar nuestra relación con Dios, la humildad, la fe y el amor. En
esta segunda parte aprenderemos que la dependencia, la conversación y esperar
el regreso de Cristo son otras cualidades importantes para los hijos de Dios.
d)
Un niño
depende de su Padre.
“Al contrario, estoy tranquilo y tan calmado como un
niño recién amamantado que está en brazos de su mamá.” Salmos 131:2
Lo que un niño tiene es porque sus padres se lo
han dado y esto no tiene mucha diferencia con nuestra relación con Dios. Aunque
queremos ser independientes, dependemos al 100%. Nos da la vida (lo que es
demasiado), nos da las oportunidades, nos revela su voluntad, nos deja soñar,
disfrutar todas sus obras, nos quita la horrible y pesada carga de la culpa por
el pecado y muchas cosas más.
La dependencia de Dios no es esperar que nos
envíe el trabajo, la comida y todo lo que necesitamos directamente a donde
estamos sentados. Esto significa que como un Padre amoroso señala sus planes
para nosotros, por lo cual atendemos su voz, nos dejamos guiar y de esa forma
alcanzaremos todas las cosas maravillosas que están preparadas.
“Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia
por amor de su nombre.” Salmos 23:3.
e)
Un niño
habla con su Padre:
“Oren en
todo momento.” 1ª Tesalonicenses 5:17
No hay momento del día que
un niño deje de hablar. Quiere conocer todo, pregunta todo, indaga todo, tiene
una opinión de lo que sucede a su alrededor; pero el niño sabe a quién acudir,
sabe quién tiene todas las respuestas (¡ojo! Para el niño), y es su padre. Un
niño es feliz cuando sus padres conversan con Él y la felicidad de un padre es
escuchar a su hijo y tomarse el tiempo para convivir. La oración es ese momento
de calidad con Dios. Es cuándo podemos preguntar los múltiples Por qués de la
vida y los Cuándos, donde podemos desahogarnos, donde podemos hallar consuelo,
dónde podemos derramar nuestra alma y contarle al Señor nuestros más oscuros
secretos que no seríamos capaces de contarlo ni al persona que tengamos más confianza.
Eso es la oración. No es un par de frases mal dicha antes de comer o acostarse.
No es cerrar los ojos y esperar que el Ministro termine su oración. Es un
momento especial, es cuando nuestro Padre inclina su oído y atiende nuestra
voz, nos contesta, a veces con un sí
que nos regocija, pues es la respuesta que esperamos; pero muchas veces nos
contestará con un franco pero fuerte no, porque, como un padre que sabe
nuestras necesidades, sabe cuáles son necesarias suplir en este momento y
cuáles tendrán que esperar un poco más de tiempo e incluso, aquellas que no se
cumplirán.
Por eso,
la oración es importante, porque es aquí donde se encuentra dirección y es aquí
donde podemos abrir nuestro corazón a Dios. No pierdas estos momentos únicos e
irrepetibles. Sea en el Templo o en tu casa, renueva tu visión hablando con Él.
Créeme, no nos arrepentiremos de esas hermosas charlas.
“Escucha, oh Jehová, mis palabras;
Considera mi gemir.
Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío,
Porque a ti oraré.
Oh Jehová, de mañana oirás mi voz;
De mañana me presentaré delante de
ti, y esperaré.” Salmos 5:1-3
f)
Un niño
espera a su padre.
“Jesús,
el que dice que estas palabras son ciertas, dice: "Sí, vengo pronto."
Así sea. ¡Ven, Señor Jesús!” Apocalipsis 22:20.
Un niño
espera a sus Padres, confía en sus promesas y no se cansa de preguntar e
indagar cuándo es el momento para la salida prometida o esperar el momento en
que su padre llegué y pueda ser cargado por él, aunque sea por un momento.
Cristo regresará, no sabemos el día, ni la hora que vendrá a recogernos, pero
su promesa es fiel y se cumplirá. La pregunta es ¿estamos preparados para su
regreso?, ¿hemos cuidado que nuestra ropa se mantenga limpia para que nos
podamos ir con Él?, ¿hemos cumplido la tarea asignada para sus discípulos en
esta Tierra?
Puede que tarde más o que sea más pronto de lo que
creemos, pero no hay nada mejor que prepararnos para su regreso. “y después de irme y de prepararles un lugar, vendré
otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en
donde yo voy a estar.” San Juan 14:3. Ese momento será especial, no
habrá tristeza ni dolor, será el día más feliz para sus hijos, porque nos
llevará a un lugar especial y estaremos con Él por la eternidad. Veremos su Rostro,
Su belleza, Su Majestad, ya no sólo lo imaginaremos, sino que viviremos con Él
para siempre. ¿No es maravilloso? O más aun ¿increíble?, ya no habrá nada que
nos separe, ni que nos aleje de su Presencia. No dejes de prepararte, cada día
revisemos nuestra Vida y esperemos su retorno. Eso será fantástico, no lo dude.
“Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al
Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” 1ª Tesalonicenses 4:17
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