a)
Paz.
“Les
doy la paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No
se preocupen ni tengan miedo por lo que pronto va a pasar.” San Juan 14:27
La paz, no es un
verbo, pero nos lleva a una acción. Nos provoca realizar una limpieza interior
para eliminar de nuestro corazón pensamientos o sentimientos negativos. Además,
en la vida cristiana, la paz no es ausencia de dificultades y problemas, sino
más bien, es entereza, valor y esperanza que se atravesará por momentos nada
gratos, pero que hay una salida, que hay un brazo fuerte donde se logra fuerza
y autoridad. “Estas cosas os he hablado
para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo.” Sn. Juan 16:33.
Dios nos llama a
estar en paz con él, a través de una vida de integridad, si le hemos fallado
siempre nos llama al perdón, y volvemos a estar en paz. “Vengan
ya, vamos a discutir en serio,
a ver si nos ponemos de acuerdo. Si
ustedes me obedecen, yo los perdonaré. Sus pecados los
han manchado como con tinta roja; pero yo los limpiaré. ¡Los dejaré blancos
como la nieve!” Isaías 1:18.
b)
Paciencia.
“Es de sabios tener paciencia, y es más honroso perdonar la
ofensa.” Proverbios 19:11
La paciencia es la capacidad que
se tiene para afrontar una situación sin perder la calma. Se puede definir como
tranquilidad o entereza. Aunque parezca extraño, y está es una definición
propia, la palabra Paciencia puede derivarse de PAZ – Esperar CIENCIA-
Sabiduría, es decir, esperar con sabiduría.
Cuando hablamos de la paciencia,
siempre se detalla la respuesta a nuestra oración y siempre se llega a una
conclusión clara: Dios responde a nuestra oración en el tiempo indicado, siempre
llega a tiempo aunque no lo parezca. En ocasiones, las respuestas de Dios son
un claro pero amoroso: N-O, pero que nos ayudará a saber que Él tiene bajo
control todas las cosas.
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