“Uno solo puede ser vencido, pero dos podrán
resistir. Y además, la cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente.”
Eclesiastés 4:12.
Construye un vínculo con tu familia.
Son las únicas personas que nos aman tal como somos y que no les importa
nuestras capacidades intelectuales, los títulos alcanzados o los premios
logrados. Tener una casa no significa que haya un hogar. Una casa se edifica
con ladrillos y cemento y tiene un valor económico. Un hogar se edifica con
amor, comunicación y fidelidad y esto,
es invaluable. Acércate a tu esposa, hazla sentir bien, que disfrute tu
compañía, que no exista ninguna barrera que se interponga entre ambos. Echa
fuera de tu matrimonio el irrespeto, la amargura y la ira, que son los tres
ingredientes perfectos para la separación.
Habla con tus hijos. Ellos se apegan a
sus dispositivos electrónicos, porque reciben lo que no tienen en su hogar:
A-T-E-N-C-I-Ó-N. Esta nueva generación les encanta recibir “likes” o “me gusta”
por sus comentarios o fotos. Les gusta que “retuiteen” una frase o una imagen.
No hay nada mejor que recibir una felicitación de parte de los padres. No pidas
que un joven de 15 años te escuche y te preste atención, cuando ignoraste o
pediste que guardara silencio a ese mismo muchacho, un par de años antes.
Acércate a ellos, deja que conozcan tus
errores de la juventud. Sé firme en tus decisiones y descubre tu corazón con
ellos.
Ayúdalos a vencer sus tentaciones, miedos y condúcelos a Dios. Que vean
siempre en ti un padre o una madre, qué tú seas el primero a quién acudir en
casos de dificultades. Esto marcará la diferencia para tu familia. Un legado de
integridad vale más que la mejor casa o la cuenta bancaria más grande que
puedas dejar a tus hijos.
“Camina en su integridad el justo; Sus hijos son dichosos después
de él.” Proverbios 20:7
Además, fortalece tus amistades. La
amistad según la Real Academia de la Lengua
es "Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra
persona, que nace y se fortalece con el trato."; La mejor forma de lograr
la amistad, es convirtiéndose en un amigo para los demás. Acércate a personas
que contribuyan a tu crecimiento, que sean buenos consejeros, que compartan tus
convicciones y ayuden a tu mejora; pero a la vez que sea algo recíproco.
“Algunas amistades se rompen fácilmente, pero hay amigos
más fieles que un hermano.” Proverbios 18:24.
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