“Si ustedes perdonan a otros el
mal que les han hecho, Dios, su Padre que está en el cielo, los perdonará a ustedes.” Sn. Mateo
6:14.
Dios nos
regaló el perdón para que aprendiéramos hacer más como Él. Nos dejó la
capacidad de perdonar y ser perdonas para seguir en esta vida libres de culpa y
dolor. Por eso hay 7 características del perdón, las cuales son:
1. Es un
excelente un ungüento para sanar el alma.
“Feliz el hombre a quien sus culpas y pecados le han sido
perdonados por completo.” Salmos 32:1.
No hay cicatrices que el perdón no pueda sanar. Tengan un día o 20 años, el perdón sincero tiene un
poder capaz de aliviar tormentas, depresiones y heridas porque son borradas
completamente.
2. Es el
antídoto inmediato para eliminar la amargura.
“Dejen de estar tristes y enojados. No griten ni
insulten a los demás. Dejen de hacer el mal. Por el contrario, sean buenos y compasivos los
unos con los otros, y perdónense, así como Dios los perdonó a ustedes por medio
de Cristo.” Efesios 4:31-32
La amargura llega para quedarse en el corazón,
haciendo añicos el amor y todo aquello bueno que hay en él, para convertirnos
en personas ansiosas, depresivas y con mal carácter. Sólo el perdón cambia esa auto-destrucción que nos lleva rumbo a un
destino sin esperanza a ver que hay esperanza de poder amar y ser amado.
3. No cambia el
pasado pero transforma el futuro.
“Entonces mandaron a decirle: «José,
antes de que nuestro padre muriera, dejó dicho que debías perdonarnos todo el
mal que te hemos causado. Es verdad que te hemos hecho mucho daño, pero te
rogamos que nos perdones». Cuando José recibió este mensaje, se puso a llorar… Sin embargo,
José los tranquilizó, y con mucho cariño les dijo:
—No tengan miedo, que yo no soy Dios.
Ustedes quisieron hacerme daño, pero Dios cambió todo para bien. Ustedes han
visto ya lo que ha sucedido: Dios ha dejado con vida a mucha gente. Así que no
tengan miedo. Yo voy a cuidar de ustedes y de sus hijos.” Génesis
50:16-17,19-21.
José
sufrió 13 años por lo que sus hermanos le hicieron. Fue esclavo por ellos y
preso por las mentiras de una mujer que deseaba seducirlo. Había razones para
albergar la venganza y con todo el poder que tenía, demostrar que ellos se
equivocaron porque José no tenía el derecho a sufrir. Pero no hizo eso. Demostró que sólo el perdón arregla el
futuro y nos llena de paz. No iba a obtener rédito de lo que pasó, porque
esto le ayudó a ser mejor. El perdón transforma.
“Ahora
deben perdonarlo y ayudarlo a sentirse bien, para que no vaya a enfermarse de
tanta tristeza y remordimiento.” 2ª. Corintios 2:7
El perdón va en
dos vías. El que lo recibe y el que lo da. Nos da el valor que habíamos
perdido pensando que no importábamos nada, que se lo habían llevado todo con
ese abuso sexual, físico o emocional. Pero, nos damos cuenta que al exonerar a
otros de sus errores, la carga de la vida es más liviana y fácil de llevar. No
vales por lo que te hicieron, sino por lo que Cristo ha hecho en ti y tú puedes
hacer en los demás.
5. Te hace un
ganador.
“Quien
perdona gana un amigo; quien no perdona gana un enemigo.” Proverbios 17:9 TLA
No hay nada
más que decir con esta frase. Ganas tu entrada a la Vida Eterna (Cuando dejas
que Cristo te perdone). Ganas un corazón libre de deudas y rechazo. Ganas
amistades y agradecimiento. Eso y más es
lo que hace el perdón por nosotros.
6. Elimina el
deseo de venganza y autodestrucción.
“El
odio produce más odio; el amor todo lo perdona.” Proverbios 10:12 TLA
La venganza
sólo engendra más venganza. La autodestrucción no para hasta acabar con tu
vida. Nunca se saciará tu deseo y jamás se pagará el agravio cometido. Sólo el perdón es capaz de llenarte y
cambiar todo en paz y tranquilidad para seguir adelante.
7. Mejora
nuestra relación con Dios y los demás.
“Pero
te confesé sin reservas mi pecado y
mi maldad; decidí confesarte mis pecados, y tú, Señor, los perdonaste.” Salmos 32:5 DHH
Cuando
confiesas que fallaste, Dios escucha y
sana. Olvida todo y vuelve a empezar. Deja que entres delante de su trono
con confianza y seguridad. Puedes hablar de tus angustias y tristezas sin
problemas. No tienes porque esconderte.
Igual
es con las otras personas. Sientes confianza y seguridad. No piensas en que te
fallarán, ni en que no eres lo suficientemente bueno para los demás. Siempre
hay una sonrisa en tus labios y pierdes el temor. Eso lo hace el perdón.
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