“Yo les perdonaré
todas sus maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados.” Hebreos 8:12
Miles de personas sufren por la falta de perdón.
Andan cargas pesadas que molestan su camino, provoca heridas en ellas y en los
que tiene a su alrededor, por lo que necesitan sanidad y la mejor forma hacerlo es
dejando libre al prisionero del rencor, amargura y depresión, que en todos los
casos es la persona que no perdona. Es por ello que para evitar la
carga se debe:
Confinar a la venganza lo más lejos de tu vida,
desechando el dolor que esto conlleva.
Arrancar las raíces de amargura por la maldad
cometida en tu contra.
Extirpar el rencor para siempre.
Pedir perdón para que la culpa no se desarrolle y
multiplique en el corazón.
Permite que el perdón tome el control de
tu vida para sanar tus heridas.
Al hacer estas acciones, te habrás despojado de una
carga enorme y así lograrás avanzar hacia el propósito de Dios.
7. Servir en todo momento.
“Tratemos de ayudarnos unos a otros, y de
amarnos y hacer lo bueno.” Hebreos 10:24
“Si no se vive
para los demás, la vida carece de sentido” en esta frase se resume la filosofía de
vida de una persona que a través de su amor por los demás, dejó una huella
imborrable en la sociedad. El servicio engrandece. Hace fijarnos en
el bien que podemos hacer a los demás y evitar que nuestra vida se encaje en la
búsqueda de la satisfacción propia y siempre piense en los demás.
En
ese sentido, el servicio cambia al mundo. Nos saca de la zona de comodidad y
nos hace entender nuestro propósito: hemos sido llamados a ser luz, sal y
soldados. Todo esto tiene una función. La luz aparta a la oscuridad, La sal da
sabor y el soldado se entrega por su causa. Todo es un servicio y por ello,
nunca dude en hacerlo. Deja grandes satisfacciones. Eliminemos la idea de que los
cristianos buscamos satisfacer nuestras necesidades y sigamos cumpliendo el
legado de Jesús haciendo el bien a todos sin importar las recompensas.
8. Marca la vida de otros, haciendo una diferencia en ellos.
“No te niegues a hacer
el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo.”
Proverbios 3:27
Todos tenemos héroes
que recordamos y nos motivan a tener una vida exitosa. La mayoría son famosos
personajes que vencieron obstáculos, que dijeron no al placer, que vivieron lo
que predicaron, en fin, muchas situaciones de impacto. Pero hay muchos otros
que nos han dejado un recuerdo imborrable, personas de carne y hueso, conocidos,
cercanos y que podemos tomar su ejemplo para marcar la vida de otros:
Ese maestro que se
tomó el tiempo en ayudarnos a vencer el temor a hablar en público.
Esa madre que dejó
todo por criar a sus hijos a pesar de que su esposo se fue del hogar.
Ese padre que con un
sueldo miserable sacó adelante a una familia, sin quejas y lloriqueos.
Esa persona que tendió
su mano, en el momento que más lo necesitábamos.
Esa persona que colocó
su hombro para que lloráramos la pérdida de alguien importante o de la
frustración de una derrota.
Aquella señora que
tomó unas monedas, sin saber que teníamos necesidad.
Personas que marcaron nuestra vida. Aquellos que confiaron en nosotros a
pesar de que sólo había “potencial”. Eso es lo que debemos hacer. Mirar el futuro y
apoyar a los que lo necesitan. No sabemos si esa palabra, ese tiempo dedicado,
esa moneda o billete, esa apuesta por ellos, edifique una persona que logre
impactar muchas otras vidas. Debemos convertirnos en un Pablo en la
vida de muchos. No sabemos que esa diferencia en una vida, haga una diferencia
en el mundo.
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