“Después miré, y me levanté y dije a los nobles y
a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos
del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos
y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.” Nehemías 4:14
Las familias se están desintegrando. El divorcio
es el cáncer que reduce a la familia a visitas programadas, peleas por custodia
y enemistades. El trabajo y las preocupaciones por tener una estándar de vida
“medio” nos roban la oportunidad de conversar. La televisión forma parte
“indispensable” de la cena familiar y el internet nos ha robado la atención de
nuestros hijos. Incluso como padres estamos más interesados en revisar nuestro
muro de facebook o los tuits que otros escriben.
La familia está siendo bombardeada. El núcleo de
la sociedad está siendo atacado para convertirnos en islas. La misma historia
del león y los dos bueyes. Juntos eran imposibles de vencer. Separados constituían
una presa fácil para el felino y ese fue su plan. Lo consiguió y fue fácil su
victoria. La familia es igual. La droga será difícil que ingrese a una casa
cuando hay unión. Pero una unión verdadera. No sólo compartir casa, sino formar
un hogar.
Ese el primer consejo para disfrutar la vida. El
hogar no es un área física es un área espiritual. Es un lugar donde se
encuentra seguridad y calma. Etimológicamente, proviene del latín focus que significa fuego. Este era el
lugar de la casa donde la familia se agrupaba y compartía de la chimenea que
comúnmente era en el centro de la casa. ¡Qué imagen más preciosa! La primera es
la reunión, y la segunda, el centro.
Sin embargo, hemos olvidado la importancia de
reunirse y de compartir. Estamos más preocupados por cumplir obligaciones y
satisfacer deseos que cumplir con nuestro rol de guía, nuestro rol de proveedor
vence al de padre o madre. No digo que sea malo proveer, pero que esto sea lo
único que hagamos también estamos fallando. Una traducción idónea para lo que
el apóstol Pablo nos dice es: “Quien no cuida de sus parientes, y
especialmente de su familia, no se porta como un cristiano; es más, tal persona
es peor que quien nunca ha creído en Dios.” 1ª. Timoteo 5:8 TLA. Cuidar
va más allá de colocar tres platos de comida en la mesa. Va más allá de dar
vestido y techo. El cuidado se concentra en el corazón de todos. La estima. Las
palabras. Los hechos. De entender las debilidades y apoyar en mejorar. De
disciplinar con propósito. De amar con todo el corazón. De formar personas
integras y ejemplares.
Por lo cual, es importante reunirse. Toma un
tiempo para conversar. Apaga el router y el televisor y convoca a una reunión.
Acércate al dormitorio de tus hijos. Comparte un café con tu amada(o) esposa(o).
No es necesario que sea ceremonioso o rimbombante o que sea un lugar para echar
culpas, castigos o peticiones. Que sea un lugar para abrir el corazón. Para
contar problemas. Para orar. Para conocer. Para amar. Luego de un tiempo, el
ambiente será diferente. Háblales de ti. Cuenta tus errores juveniles. Muchos
de los hijos pasan o están pasando los mismos problemas. Cuando se activa el
grupo. Hay menos probabilidades que ingresen los malos hábitos, vicios y otros.
El segundo consejo se encuentra en Cantar de los
Cantares 1:6, en su segunda parte: “Me pusieron a guardar las
viñas; Y mi viña, que
era mía, no guardé.” y
este es pelea por tu familia. En el trabajo podrás ser admirado, incluso
galardonado como el mejor. Sin embargo, sólo tu familia te ama tengas o no tengas
un título. A la familia no le importa si vendes $10,000 mensuales. No te
recompensa en base a tus logros. No evalúa tu desempeño por cómo te portes. Tu
familia estará siempre para ti. Cuando estés enfermo no sólo llegarán de
visita, cuidarán de ti. Cuando tengas un problema, no sólo te darán palabras de
aliento, te ayudarán a solucionarlos. Cuando te jubiles no te darán tu placa de
reconocimiento, Te cuidarán en tu vejez.
¿Dé que sirve lograr lo más grande, convertirse en el
líder de una gran empresa, lograr los ascensos soñados, si pierdes a tu
familia?, ¿Cuánto tiempo tenemos de no recibir un "te amo", un
"te quiero" de nuestros hijos, nuestra esposa, nuestros padres?, Reemplazar
a un líder en una empresa es fácil, pero jamás podrás reemplazar a un (a)
esposo (a), un padre o una madre.
Guarda tu viña. Tu esposa es tu ayuda idónea, no
tu servidora. Cuida tus palabras con ella. Discutan con sabiduría. Construyan
juntos. Trabajen mano a mano. Caminen juntos. Cierren la puerta a la
infidelidad. La infidelidad entra por descuidos. Siempre el hombre de fuera
siempre tiene el tiempo, dinero y las palabras justas. Es un galán que atrapará
a tu esposa, porque no tienes la actitud correcta. Siempre la mujer ajena
parecerá mejor, pero al final te atrapará y te quitará todo. Disfruten de la
vida matrimonial. En el matrimonio, los dos cuentan con los mismos derechos y
el único deber diferente es que el hombre debe ser cabeza. Es decir, guiar y
llevar a Dios a su familia. “y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.” Marcos 10:8
Pelea por tus hijos. Moldea su carácter. Modela
su corazón. Dios te los ha dado como herencia, como una bendición. “Los hijos que tenemos son un regalo de Dios. Los hijos que nos nacen
son nuestra recompensa.”
Salmos 127:3 Ese
regalo debe ser bien correspondido. Disfrútalos. Acarícialos. Enséñales lo
correcto. Juega. Desarrolla sus habilidades. Instrúyelos para que tomen buenas
decisiones. Escúchalos tengan la edad que tengan. No hay nada más satisfactorio
que un adolescente escuche a su padre, porque ese padre puso atención a las
palabras de ese niño cuando era un infante. Guíalos a Dios.
Róbale tiempo al fútbol, a las películas, a los
amigos, a los pasatiempos e incluso al trabajo y pásaselos a tu familia. No hay
mejor tiempo que ese y tendrá una recompensa fascinantes. Enfócate en lo que
Dios te ha dado y el fruto obtenido será refrescante para tu vida. Recuerda: Muchas veces lo
importante lo establecemos como secundario, y lo secundario lo colocamos como
importante. Lo importante es que lo que siembre hoy, será lo coseche mañana
Y el último consejo para disfrutar la vida y la
familia es que ames con plenitud. Arriésgate. Ama como si fuera el último día. Di
cuanto amas y demuéstralo. Abraza, besa, entrégate. El amor es entrega total.
El amor es hacer la llamada telefónica. Aprende a perdonar porque es una de las
bases del amor. Aprende a entender porque sólo así podrás saber cuánto amas.
Aprende a disfrutar cada fase. Aprende a amar a Dios. Cuando una familia ama a
Dios con todo su corazón, alma, mente y cuerpo. Todos los caminos son
mejorados.
Así que, disfruta tu familia, porque al final de
tus días te arrepentirás de lo que dejaste de hacer con tus hijos y esposa.
Luego de un triste divorcio, te darás cuenta del gran error cometido. Luego de
ir a la cárcel a ver a un(a) hijo(a), te lamentarás no tener tiempo que hoy por
ley debes tener.
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