“Esfuérzate y sé valiente;
Porque tú repartirás a este pueblo por heredad la
tierra
De la cual juré a sus padres que la daría a
ellos.” Josué 1:6
El escritor de Fausto, el alemán Johann Wolfgang
Van Goethe, nos regaló una frase que define a la constancia: “Sin prisa, pero
sin descanso”. Mantenerse a pesar de los obstáculos. Batallar aunque ya no haya
fuerzas. Perseverar sin esperanza. Dar la milla extra. Dar un paso a la vez. Proseguir
a pesar de la oscuridad. Persistir en la prueba. Eso es constancia.
La vida nos provee de metas, sueños e ideales,
que nos impulsan a tratar de alcanzarlas; sin embargo, nuestra actitud ante
esto puede ser:
a) Quedarnos sentados esperando que sucedan. “De deseos se muere
el perezoso,
porque sus manos no quieren trabajar.” Proverbios 21:25. Sin embargo, el
resultado es desastroso, amargándonos nuestra vida y la palabra favorita de
esta clase de personas es: “…hubiera…”
b)
Iniciar con entusiasmo pero ser derrotados por el desánimo: “La
gente de Judá se quejaba: «Ya no tenemos fuerzas, y los escombros son muchos.
No podremos terminar de reparar los muros».” Nehemías 4:10 TLA. Todo a
la mitad. La frustración domina a la persona y al final la frase favorita de
este tipo de personas es: “… casi…”
c) Hacer que las cosas sucedan: “Entonces David le dijo a Saúl: —Nadie debe desanimarse por culpa
de ese filisteo, porque yo, un servidor de Su Majestad, iré a pelear contra
él.” 1ª Samuel 17:32. Esta actitud nos
condiciona a salir de la zona de comodidad, vencer el miedo y eludir al desánimo. Enfrentarnos y hacer todo
por terminar. La frase ideal para las personas que marcan la historia es “lo haré.”
Hay un gran
deleite en llegar a la meta. Sea que lleguemos en primer lugar o en último
siempre es un placer finalizar. No hay nada más satisfactorio que finalizar algo.
Celebramos la finalización de la escuela o universidad. Aplaudimos llegar a la
meta. Disfrutamos cumplir las metas. Pero, la frustración por dejar a medias
algo es inevitable. Hay una historia muy famosa que recorre la web y que
utiliza el gran John Maxwell en uno de sus libros, que nos habla sobre la
constancia:
"Una noche de octubre de 1968, un grupo
de espectadores perseverantes se quedó en el Estado Olímpico de la Ciudad de
México para ver la llegada del último corredor de la maratón. Más de una hora
antes, Mamo Wolde de Etiopía había ganado la carrera, por lo que recibió los
vitores de los espectadores. Pero a medida que la gente esperaba por los
últimos participantes, iba oscureciendo y la temperatura bajaba.
Parecía que ya había
llegado el último de los corredores, de manera que los espectadores comenzaron
a retirarse, cuando de pronto oyeron sirenas y pitos de la policía que venían
de la puerta de la maratón en el estadio. Y mientras todos observaban, el último
corredor hizo su entrada en la pista para el último tramo de los
cuarenta y dos kilómetros.
Era John Stephen
Akwhari de Tanzania. Mientras corría en la pista los últimos cuatrocientos metros,
el público podía ver que su pierna estaba vendada y sangraba. Se había
lesionado al caer durante la carrera, pero eso no lo había detenido. El público
del estadio se puso de pie para aplaudirlo hasta que llegó a la meta.
Mientras se retiraba
cojeando, le preguntaron por qué no se había rendido, si estaba lesionado y no
tenía posibilidad de ganar una medalla. Él dijo: «Mi país no me envió a México para
comenzar una carrera», respondió. «Me mandaron a terminar una carrera»."
Esa es la actitud correcta. La edad no es una
barrera para seguir, seas Joven o anciano. Moisés tenía 80 años cuando Dios le
dio la misión de entrar a la tierra prometida. Timoteo se hizo cargo de la
iglesia de Éfeso siendo un joven. Lo importante es que los dos se enfocaron y lograron
vivir dando lo mejor cada día.
No tener apoyo, tampoco debe ser un obstáculo
para ser constante. Nehemías sufrió todo tipo de problemas, pero logró infundir
aliento en todos los judíos para que el muro de Jerusalén fuera levantado. “También contaban
delante de mí las buenas obras de él, y a él le referían mis palabras. Y
enviaba Tobías cartas para atemorizarme.” Nehemías 6:19 Pablo
sufrió apedreamientos, vejaciones, humillaciones, escapes, naufragios, azotes.
Al final muchos de los que le ayudaron lo dejaron solo, “En mi primera defensa ninguno
estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.”
2ª Timoteo 4:16. Sin embargo, la misión de dar a conocer el
evangelio a todos los pueblos de la Tierra, era el combusti ble para continuar.
Así que, este consejo para disfrutar la vida es
muy importante. Ser constante y retomar lo que dijo el apóstol Pablo:
“Por eso, aunque pasamos por muchas
dificultades, no nos desanimamos. Tenemos preocupaciones, pero no perdemos la
calma.
La gente nos persigue, pero Dios no nos
abandona. Nos hacen caer, pero no nos destruyen.” 2ª Corintios 4:8-9
Las
dificultades no pueden desanimarnos. Las preocupaciones no nos deben quitar la
paz. La persecución de otros nos hace ver que Dios está a nuestro lado. Podemos
caer pero no hay otro camino que levantarse y continuar. Así podemos resumir la
constancia.
Así
que revisa en que parte del camino nos encontramos. Si es al principio, debemos
tomar valor para dar el primer paso. Si es a la mitad, evitemos el temor y
sigamos firmes hasta el final. La recompensa de la constancia siempre nos dará
satisfacción.
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