Crezcan
juntos.
El noviazgo es la preparación en la que se
invierte tiempo y esfuerzo para tomar una de las decisiones más trascendentales
de nuestra vida. No se puede dejar al azar, a la fortuna, ni a la casualidad.
Debe existir una preparación para tomar la decisión correcta que ayude a que la
nueva familia creada desarrolle el plan de Dios para sus vidas.
Es por ello que en este proceso se debe realizar
con cuidado. En esta época post-moderna nos ha vendido la necesidad de
perfección en el físico, en la apariencia personal, en la clase social o en
muchas condiciones para que avalen que tu decisión es la correcta. Sin embargo,
el énfasis se da al deseo de los demás y la satisfacción egoísta de que eres
merecedor de la chica(o) más linda(o), al más popular o cualquiera de los atributos
que ellos impongan y muchas veces nos sometemos a ellos.
Dios en la creación de la primera familia
desarrolló el término idóneo. Muchos lingüistas detallan que la palabra
idoneidad no admite grados, es un valor absoluto y objetivo. Lo idóneo es aquello
que responde a una necesidad, es decir, no hay algo más idóneo que otro. Sólo
uno. Así como
Adán con Eva, Sara con Abraham e Isaac y Rebeca, entre otros matrimonios que se formaron en los tiempos antiguos y muchas nuevas familias modernas.
La perfección es el más alto grado de excelencia.
La idoneidad no admite calificaciones. La perfección es subjetiva, la
idoneidad, no. La perfección es moldeable de acuerdo a lo que queremos, la
idoneidad es lo que necesitamos.
Es probable que se abra el debate más antiguo del
noviazgo, que afirma que Dios ha preparado a una mujer o un hombre para que sea
mi esposa(o), pero revisando los matrimonios, creo que Dios nos faculta y nos
permite prepararnos y crecer para que durante el camino de la vida estemos
preparados para un encuentro especial. Es “el” encuentro en el que dos
corazones se unen con debilidades y defectos, con golpes, con desilusión para
formar una historia especial, sin embargo, no hay nada escrito en piedra.
Muchos noviazgos ideales puede que no estén
preparados para iniciar y fallan debido
a:
a) Apresurar o adelantar los tiempos para iniciar
la relación:
El enamoramiento puede cegarnos, el corazón puede
acelerar entrar a una relación, lo que puede implicar que al no estar
preparados hayan situaciones que destruyan lo que se pretende construir.
b) La falta de madurez:
En Eclesiastés 11, Salomón dice: “Alégrate ahora que eres joven. Déjate llevar por lo que tus
ojos ven y por lo que tu corazón desea, pero no olvides que un día Dios te
llamará a cuentas por todo lo que hagas.” TLA. El “pero”
de esta declaración es fulminante para darle sentido a todo lo expuesto, tiene
un gran valor y determina que cada acción debe llevar implícita una toma de
decisiones ¿me convendrá lo que haré?, ¿cómo me afectará el día de mañana?, la
madurez me contribuirá a hacer lo correcto.
c) Dejarse llevar por la emoción y derribar a la razón:
Las emociones responden a ciertos estímulos externos que nos
impulsan a actuar no importando nada ni nadie. La razón nos capacita para que
logremos identificar lo correcto y cuestionar lo incorrecto, no se deja llevar,
sino que permite establecer un horizonte dirigido y caminar así allí. Es por
ello que el noviazgo es una etapa importante para utilizar adecuadamente ambas
facultades de una forma equilibrada.
En ese sentido ¿qué se debe hacer para ser la persona
idónea y encontrar a la “media naranja”?
a) Pedir dirección a Dios.
b) Examinar nuestro carácter y determinar las
áreas de mejoras que existan.
c) Preparar
nuestro corazón.
d) Consultar con personas que puedan contribuir a
tomar una decisión acertada.
d) Reconvierte tus debilidades en fortalezas.
e) Cuida tu integridad.
f) Enfócate.
g) Toma tus errores y conviértelos en
aprendizaje. Observa tus éxitos y transfórmalos en “piedras de apoyo”
h) No te desmotives.
i) Disfruta el viaje y los tiempos de soltería.
Esto también debe continuar durante el noviazgo.
Ambos deben tomarse del compromiso adquirido y crecer juntos para disminuir las
brechas que existan entre ellos: fortalecer su carácter, desarrollar buenos
hábitos, edificar las bases para que el matrimonio sea una experiencia especial
y reconfortante. No se debe bajar la guardia, se debe continuar aprendiendo,
identificando las fortalezas y debilidades, construyendo una relación fuerte
que permita lograr el título de idoneidad.
Así que, si has perdido el tiempo buscando
perfección, buscando lo que quieres o deseas en la otra persona, debes dar un
giro de 180 grados y debes evaluar tus principios, valores, fortalezas,
debilidades, carácter para convertirte en la “media naranja” de tu futura(o) o
actual novia(o) y afínate para que logres ser el uno para el otro y que esa
relación sea para toda la vida.
Una historia para finalizar: Una
vez, cierto ex presidente de los Estado Unidos, viajaba en su automóvil con su
esposa y se detuvo a cargar combustible. Para sorpresa de ambos, quien atendía
la gasolinera era un antiguo novia de la juventud de la primera dama.
El
mandatario sonrió al reconocerlo, y en voz baja, le dijo a su mujer:
-¿Te
has puesto a pensar que hubiese pasado de haberte casado con él?
Ella apenas lo miró y en el mismo
tono de voz, le respondió:
-Por
supuesto, tu venderías combustible y el sería el Presidente de los Estados
Unidos.
Versículos
que te ayudarán:
“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le
haré ayuda idónea para él.” Génesis 2:18 RVR1960
“Los esposos
deben amar a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por
ella.” Efesios 5:25 RVR 1960
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