Todos vivimos desafíos diarios para alcanzar nuestras metas. En algún momento se debe pagar el precio por algo, ya sea por una nueva carrera, por un mejor ministerio, entre otras. La claridad de las metas debe darnos enfoque y un camino que se debe seguir para la consecución de la mismas. Además en el post anterior se identificaron el medir resultados, esfuerzo y convivir con los fracasos como otros garantes de acercarnos a lo que deseamos alcanzar.
Es por ello que se muestran 5 pasos más para dar los mejor y llevarnos al éxito.
- Constancia.
“Más
vale un buen final que un buen principio. El que tiene paciencia llega a la meta; el orgulloso habla mucho, pero no logra
nada.” Eclesiastés 7:8 TLA
La gota que rompe la roca.
Abraham Lincoln perdiendo tres elecciones consecutivas antes de llegar a la
Casa Blanca. Alba Edison y más de mil intentos por crear la bombilla
incandescente. Rendirse es el fracaso silencioso. No todo el éxito llega de la
noche a la mañana, pero si la derrota. Avanza cada día con valentía y con un firme
propósito. Cuando debas insistir, insiste. Cuando debas parar, detente y
reflexiona; pero cada nada ni nadie te quite el deseo de continuar adelante.
Ser constante necesita
firmeza y carácter. Firmeza para soportar las críticas y los desacuerdos. Carácter
para decidir. Es importante decidir seguir a cualquier situación de la vida. En
cierto sentido, la constancia nos pide olvidarnos de los éxitos y adversidades
pasadas; pero no olvidar de los aprendizajes brindados y caminar hacia adelante
con paciencia. La constancia está llena de paciencia y de sabiduría para
aprender a detenerse, avanzar y correr.
- Humildad.
“Al que es orgulloso se le humilla, pero al que es
humilde se le honra.” Proverbios 29:23 DHH
Los éxitos implican una gran responsabilidad. Los
elogios y triunfos pueden llegar a marearnos y a desviarnos de las metas. Los
seres humanos somos complejos y amamos a los que triunfan, pero muchas veces a
esos modelos a seguir, cuando cometen una imprudencia o una pequeña mala
actitud, todos lo señalan y el castillo de naipes que fue levantado en su honor,
se derrumba echando todo por la borda. Así que, cada meta lograda recibe los
elogios y déjalos ir. Que no sean la base de tu caminar, sino que sean pequeños
adornos que no quiten la vista de lo principal, que es la meta.
No se te olvide que muchas personas se esforzaron
por ayudarte, tendieron su mano y muchas ocasiones dieron de sus recursos para
que seas alguien en la vida. Si llegas a un nivel de liderazgo, que nunca se
olvide que también fuiste colaborador y necesitabas comprensión y apoyo para el
crecimiento. Recuerda que la humildad no consiste en no tener, sino saber que
lo que tienes no te pertenece. Eres un administrador nada más.
- Proactividad y diligencia.
“El que hace bien su trabajo, estará al servicio
de reyes y no de gente insignificante.” Proverbios 22:29
No debemos esperar que las
cosas sucedan, debemos hacer que sucedan. Eso es proactividad.
Que haya resultados
beneficiosos de esas cosas. Es diligencia.
Para lograr las metas
tratemos de unir ambas. La meta es el plano elaborado, pero la proactividad es
la fuerza y la determinación que nos ayuda a iniciar, continuar y buscar que
ese mapa se construya, según lo desarrollado en el boceto. La diligencia nos
permitirá colocar el mejor material posible y que se logre al final cumplir lo
deseado.
- Trabajo en equipo.
“La
verdad, «más valen dos que uno», porque sacan más provecho de lo que hacen. Además,
si uno de ellos se tropieza, el otro puede levantarlo. Pero ¡pobre del que cae
y no tiene quien lo ayude a levantarse! Y también, si dos se acuestan juntos, entran en calor; pero
uno solo se muere de frío. Una
sola persona puede ser vencida, pero dos ya pueden defenderse; y si tres unen
sus fuerzas, ya no es fácil derrotarlas.” Eclesiastés 4:9-12 TLA
Alguien dijo alguna vez “Trabajar en equipo divide el trabajo y multiplica
los resultados.” Hay una doble acción en esto.
Mientras más personas dan lo mejor de sí por un objetivo, los resultados serán acrecentados
y disfrutados por todos los del equipo. No dudes en buscar ayuda y consultar.
Trata bien a todos y apoya hasta que se logre el triunfo.
Es por ello que se
aconseja que en el camino hacia el logro de metas se deba:
a)
Construir
vínculos positivos con los que te encuentres.
b)
Establece
el compañerismo y la amistad como modus vivendi.
c)
Colabora
con otros.
d)
Invierte
tu tiempo en mejorar tu visión de equipo.
e)
Edifica
las relaciones en la confianza.
f)
No
dejes a un compañero herido en el campo de batalla.
- Enfoque.
“Hermanos, yo sé muy bien que todavía no he
alcanzado la meta; pero he decidido no fijarme en lo que ya he recorrido, sino
que ahora me concentro en lo que me falta por recorrer. Así que sigo adelante,
hacia la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio
de Jesucristo.” Filipenses 3:13-14
Es importante tener claro lo que se quiere, lo
que se va a hacer para alcanzarlo y cuál es la motivación por la que seguimos
con nuestro llamado o propósito. Esa claridad es el enfoque.
Habrá muchos sucedáneos y sustitutos que se parecerán
mucho a la meta; sin embargo si hay determinación y enfoque, tus metas serán
irreemplazables y no negociables. El enfoque permitirá que ante una decisión
difícil, lo que tenga una imagen de que es lo más fácil, será lo primero que
debes rechazar. El enfoque brindará concentración. Contribuirá a dejar el
pasado y ver el trayecto faltante. Muchas veces parecerás un soñador, pero nada
más serás alguien que disfruta cada paso y cada aprendizaje.
El enfoque proyecta una imagen perfecta de la
visión. Elimina lo difuso y transfiere vitalidad a cada día. Te quita los ojos
de los problemas y te permite caminar con carácter a su consecución. Camina
enfocado viendo con una perspectiva eterna y no tendrás problemas de decir:
¡LO HE LOGRADO!
Un consejo final: Si tus
metas son lograr fama, fortuna o acumular reconocimiento o riquezas, ten por
seguro que lo conseguirás, pero te quedará un vacío al final. Si tu propósito
en la vida es más allá que lo material, ten por seguro que será extraordinario.
Es por ello que nunca dejes de caminar, nunca dejes de sudar y nunca dejes de
planificar. Camina con fe y desafía los límites. Un día podrás caminar y sentir
que lo has logrado.
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