a) Ten fe.
“Jesús le preguntó: —¿Puedes confiar en Dios? Para el que confía en él, todo es posible”
Sn. Marcos 9:23
Lo llaman el salón de la fama de Dios. El lugar en la que están
inscritos nombres de grandes hombres: Abel, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, David,
Gedeón. Sus actos heroicos nos deslumbran porque están llenos de perseverancia,
tenacidad, pasión y determinación. Un excelente sacrificio. La construcción de
un arca. Una caminata de varios meses hacia un lugar desconocido. Bendiciendo
el futuro. Luchando por una bendición. El pastor olvidado venciendo al más
grande guerrero rival. Lucha con un ejército de 300 personas, dando una paliza
increíble a los enemigos. Esta es la parte hermosa. Las victorias. Las hazañas.
Todas las conquistas de estos grandes hombres estuvieron cimentadas en la fe.
Pero no en la fe en ellos mismos. No. La fe en su Creador. Su Dios. Su Señor.
Hebreos 11 es la apología de la fe. Incluye un bello concepto de ella: “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se
espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos.” Hebreos
11:1 DHH. La fe une la seguridad, convicción y
esperanza en dos letras que nos llevan a pensar en Dios.
No se puede separar a Dios de la fe. Sin Dios, la fe es simple
esperanza que algo “pueda ocurrir”. Sin Dios, se limita a esperar que algo
ocurra por casualidad. Sin Dios, le fe es confiar en nuestra capacidad y una
“ayudadita del universo” para que algo suceda. La fe nos ayuda a “ver” a Dios
en cada una de las instancias de nuestra vida. Cualquier intento de poner la fe
en una persona, objeto u espíritu es nada más un engaño que tratamos de
realizar a nuestra mente. Creer es algo intrínseco del Ser Humano. “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la
palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.”
Hebreos 11:3 RVR1960
Así que, al hablar de fe no se hace alusión en un espíritu de
auto superación, ni de encontrarte a ti mismo. Es establecer un vínculo de
dependencia con Dios para dejar que actúe en nuestra vida. Esto no quiere decir
que vivir por la fe, es esperar que Dios haga todo por nosotros y que nos lleve
la comida a la mesa, el trabajo a la casa, los ingresos a nuestra cuenta
bancaria, que nuestras deudas y compromisos se paguen por arte de magia. Eso no
es fe. Eso es mediocridad y pereza. La fe es oír la voz de Dios, apropiarse de
la promesa y salir a conquistar, para que ese compromiso de nuestro Señor se
convierta en realidad. “Dios aceptó a nuestros antepasados porque
ellos confiaron en él” Hebreos 11:2 TLA.
La palabra
confianza es la ideal para describir la fe. Confiaron en su promesa, por lo que
actuaron. Como dice más adelante este hermoso pasaje: “Ellos confiaron en Dios, y por
eso conquistaron países; y como actuaron con justicia, recibieron lo que Dios
les había prometido. Cerraron la boca de leones y apagaron grandes incendios. Escaparon que los
mataran con espada, recibieron fuerzas cuando más débiles estaban, y en la
guerra fueron tan poderosos que vencieron a los ejércitos enemigos. Algunas mujeres confiaron en Dios, y por eso Dios hizo que sus
familiares muertos volvieran a vivir. Algunos confiaron
tanto en Dios que no quisieron que los dejaran en libertad. Al contrario,
dejaron que los mataran, porque sabían que volverían a vivir y así estarían
mucho mejor. Mucha gente se burló de ellos y los
maltrató, y hasta los metió en la cárcel. A otros los
mataron a pedradas, los partieron en dos con una sierra, o los mataron con
espada. Algunos anduvieron de un lugar a otro con ropas hechas de piel de oveja
o de cabra. Eran pobres, estaban tristes, y habían sido maltratados.” Hebreos
11:37 TLA. El
mensaje es claro y revelador. No fue Dios quien conquistó los reinos para
ellos. Fueron ellos los que se levantaron a pelear en contra de todo pronóstico
alentador. Ellos se enfrentaron a los leones, recibieron fuerzas en la
debilidad. Pero tampoco esto es lo importante. Lo esencial es que Dios estaba
con ellos, porque habían creído en Él. Esa fe los hizo sufrir miles de cosas,
no ver el cumplimiento de las promesas en su vida, no recibieron riquezas y
grandes victorias. Pero siguieron firmes. No se desviaron del objetivo, ni
mucho menos de confiar en Dios.
Esa es la fe. La fe no está en recibir sino en la convicción de
que vendrá. No importa el tiempo que se tarde, sino en saber que se cumplirá.
Puede ser una o dos generaciones después, pero, la promesa de Dios es real.
Avanzar. Luchar. Esforzarse. Eso es fe. Esperar con paciencia. Eso es fe. Pablo
la describe de esta manera: “(como está escrito: Te he puesto por padre
de muchas gentes delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos,
y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en
esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme
a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.” Romanos 4:17-18 RVR1960.
Así que para tener una vida mejor hay que tener fe. Fe para
vencer la adversidad. Para luchar con los retos. Para que lo imposible sea
posible. Para atreverse. Para caminar sobre las aguas. Atravesar el mar en
medio de la tormenta. Calmar la tempestad. Para tener paciencia. Para escuchar
la voz de Dios. Para obedecer. Para detener el paso. Descansar. Confiar.
Retomar. Retar a otros. Una fe sólida nos hace entender que Dios tiene un
plan para nuestra vida. “Dios mío, tú cumplirás en mí todo lo que has pensado hacer. Tu amor
por mí no cambia, pues tú mismo me hiciste. ¡No me abandones!” salmos 138:8
TLA. Si se observa con curiosidad, en este versículo, la palabra fe
no aparece, pero las palabras son escritas con fe. Hay confianza (tú
cumplirás en mí todo lo que has pensado hacer.) Hay seguridad y
convicción (Tu amor por mí no cambia, pues tú mismo me hiciste.) Hay
esperanza (¡No me abandones!). Esa
es la fe.
Así que en este listado de hombres y mujeres que los conocemos
como héroes de la fe, se podrán encontrar hermosas joyas que nos ayudarán a que
crezca nuestra confianza en Dios. Desde Abel hasta los desconocidos discípulos
de Cristo que entregaron todo. Hombres con enormes reputaciones como Abraham,
hasta personas por quién no se da ningún cinco, como Rahab. Todos nos dan una
enseñanza bella que la fe no responde a logros, ni honores. Sino a donde está
nuestra visión. Recuerda, la vista es material; la visión, espiritual. La fe
abre nuevas puertas, separa las tinieblas de la incredulidad y brilla la
esperanza. La fe quita la neblina de la duda y establece un enfoque sin igual
en lo eterno. Así que de ellos
aprenderemos a mejorar nuestra vida a través de la fe.
a) Abel: La Confianza en la misericordia y la gracia de Dios.
“Abel confió en Dios, y por eso le ofreció un sacrificio mejor
que el de Caín. Por eso Dios consideró que Abel era justo, y aceptó sus
ofrendas. Y aunque Abel ya está muerto, todavía podemos aprender mucho de la
confianza que él tuvo en Dios.” Hebreos 11:4 TLA
El nombre Abel aparece 8 veces en
toda la Escritura. El 50% de ellos en el libro de Génesis, El otro 50% se
reparten entre los evangelios de Mateo (1) y
Lucas (1) y la carta de los Hebreos (2). En su historia podemos destacar
algo extraordinario. Su deseo de agradar a Dios. La primera ofrenda y sacrificio
registrado en la Biblia corresponde a él y su hermano, Caín. Abel se da cuenta
que es una gran oportunidad de expresar su necesidad de Dios y da lo mejor de
sus pertenencia Dios. ¿Dónde está la fe? En lograr que Dios pudiera ver con
agrado su solicitud. Misericordia, perdón y Gracia. Una adoración perfeccionada con estos tres
detalles logra conmover a Dios. No dejó nada al azar. Lo entregó todo y eso lo
hizo figurar entre los grandes de la fe.
...continuará.... 3 hombres de fe y las grandes victorias de la fe... muy interesante...comparte tu opinión.
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