En
el primer capítulo del libro de este conquistador nos encontramos 6
características que nos pueden llevar a ser personas imparables:
1.
Acepta tus
responsabilidades:
“Mi siervo Moisés ha muerto. Por
lo tanto, ha llegado el momento de que guíes a este pueblo, a los israelitas, a
cruzar el río Jordán y a entrar en la tierra que les doy.” Josué 1:2 NTV

Para muchos de nosotros llegó el tiempo donde se
nos ha dicho: “hoy es el momento” Donde la preparación ha terminado, donde se
nos pide tomar el desafío, donde tenemos que desarrollar y poner a trabajar al
máximo nuestros talentos, habilidades, destrezas y conocimientos adquiridos. No
se puede dejar para después, para otro momento o para que otros lo hagan.
Winston Churchill dijo: “El precio de la grandeza es la responsabilidad.” Es necesario,
pues, caminar con decisión, batallar
contra los obstáculos y asumir el precio para llevar a cabo el propósito de
Dios para nuestra vida.
2.
Avanza
para Conquistar:
“Tal como se lo prometí a
Moisés, yo les daré toda la tierra en donde ustedes pongan el pie.” Josué 1:3
DHH
La promesa de Dios lleva implícita una acción de
Josué: Si pisan un lugar, Dios se los entregaría. Dios actúa si nosotros actuamos.
Esto implica que los límites los establecemos nosotros. Hasta donde queremos
llegar no depende de Dios, es nuestra fe, determinación y trabajo duro la que nos
lleva a tener el respaldo de Él. En ese sentido, Dios no pierde el tiempo con
tres tipos de personas:
1) Los que quieren que Dios les haga el trabajo y
tener siempre asegurados las victorias.
2) Los que desean toda la gloria para ellos mismo
3) Los que se quedan con las manos cruzadas siendo
un espectador.
Dios trabaja con aquellos que se comprometen, que desafían
la lógica y adoptan la fe como estilo de vida. Los que no temen darlo todo,
porque no tiene nada que perder. Los que avanzan derrotando los obstáculos y
obtener una sonrisa de nuestro Señor. Lo importante es que Dios llegará hasta
donde nosotros lleguemos.
No se quede esperando la respuesta de Dios. Su
respuesta es avanza y yo iré contigo. Recuerde lo que Pablo no dejó escrito: “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es
por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Romanos 8:31 RVR1960.
3.
Vence
tus temores
“Nadie te
podrá derrotar en toda tu vida, y yo estaré contigo así como estuve con Moisés,
sin dejarte ni abandonarte jamás.” Josué 1:5 DHH

4.
Identifica
tu meta o propósito claramente.
“Les daré
el territorio que va desde el desierto y la sierra del Líbano hasta el gran río
Éufrates, con todo el territorio de los hititas, y hasta el mar Mediterráneo.”
Josué 1:4 DHH
El propósito de Josué era claro: Conquistar la
Tierra Prometida. Sencilla. Clara. Retadora. Josué se había preparado como
guerrero, lo capacitaron como líder del pueblo y comprendió su pasión y estaba
determinado para hacerlo. Es decir, Josué tenía una vocación, entrenó para
mejorar su talento, trabajó en el mejoramiento personal y sabía lo que iba a
hacer. Esto clarificó su vida. Josué no trabajo en las leyes. No trabajo en la
gestión administrativa. Josué estaba llamado a conquistar desde donde sale el
sol hasta el mar mediterráneo. En su camino 31 reyes. Diferentes territorios.
Muros y alianzas no lo detuvieron. Josué se mantuvo enfocado, apasionado y entregado
porque conocía su meta. Eso es lo que nos hace imparables, saber hacia dónde
vamos, los recursos disponibles, el aprendizaje adquirido y el deseo ardiente
por logarlo. Eso es el material necesario para alcanzar la visión.
5.
Triplica
tu entrega y trabajo duro.
“…Ten valor
y firmeza…” Josué 1:6 DHH, “…Lo único que te pido es que tengas mucho valor y
firmeza” vs. 7 y “…Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza.” Vs. 9
Tres veces Dios le pide algo a Josué. En un
párrafo de aproximadamente 140 palabras le pide esfuerzo y valor. La vida no es
fácil. Conquistar no es fácil. Conformar una familia es complicado. Hay
enfrentamientos fuertes. Dudas y desánimo en el medio. Cansancio y desmotivación.
Esto nos implica triplicar la entrega, dar el todo por alcanzar el destino y
trabajar duro en fortalecer nuestra fe, actuar con carácter y desarrollar un
liderazgo propositivo. Valor y firmeza. Valor para enfrentar y firmeza para
resistir. Todo ello elevado a la tercera potencia. Necesitamos sudar para
ganar. Necesitamos renunciar a lo que nos hace mal. Necesitamos entrenar para
alcanzar. Los campeones no nacen de la
noche a la mañana. Hay miles de minutos de trabajo atrás de todo.
No pretendas ser mejor sino luchas para serlo. No
pretendas alcanzar el propósito de Dios sino disfrutas el proceso. Esto implica
dar lo mejor y perseverar hasta el final. Pablo lo logró y por ello resumió su
vida en tres hermosas frases:
“He
peleado la buena batalla,
He
acabado la carrera,
He guardado la fe.” 2ª Timoteo 4:7
RVR1960.
6.
Mantén
tu integridad y Convicciones.
“Lo único
que te pido es que tengas mucho valor y firmeza, y que cumplas toda la ley que
mi siervo Moisés te dio. Cúmplela al pie de la letra para que te vaya bien en
todo lo que hagas.” Josué 1:7 DHH

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