No hay nada mejor que tomarse un tiempo para agradecer a Dios la oportunidad de tener 24 horas más para vivir, amar y luchar. Para solicitarle su compañía y así emprender con sabiduría y determinación las actividades del día. Para poner en sus manos nuestros planes, proyectos y metas para que lleguen a feliz término. Tener su guía y conversar con Él nos permitirá entender si las opciones tomadas son las correctas.
“SEÑOR,
tú escuchas mi voz cada mañana en oración; cuidadosamente te presentaré mi caso
y esperaré atentamente tu respuesta.” Salmos 5:3 PDT
2.
Agradezca
siempre.
No
hay nada mejor que entender que no somos autosuficientes. Necesitamos de los demás,
aunque parezcan pequeñas cosas e insignificantes. Cada día tómese un tiempo
para agradecer cada acto de bondad que le regalen, sea hecho por un desconocido
o por un integrante de la familia. Puede ser un saludo, una sonrisa, un permiso
para cruzar la calle, un asiento en el autobús, en fin.
La
gratitud nos hace recordar que no somos merecedores de todo o que las personas
no están a nuestro servicio, sino que nos ayuda a reconocer el esfuerzo por
ayudarnos. Recordando que el rostro de
la humildad es la gratitud.
“Haz
que la gratitud sea tu sacrificio a Dios y cumple los votos que le has hecho al
Altísimo.” Salmos 50:14 NTV
3.
Regale
muestras de cariño en todo momento.
Con
el amor no se puede ser tacaño, porque entre más se regala, más crece en
nosotros. No dude en abrazar a su esposa(o), hijos o personas que están a su
alrededor, decirles cuánto los aprecia y demostrarles que son importantes para
usted. No dude en robar un beso, saludar con efusividad, mandar esa carta,
hacer una llamada para recordar el cariño que se tiene. No se le olvide que hay
miles de formas para regalarle un recordatorio de amor a todo el mundo. Esto
ayudará a fortalecer su corazón y el de los demás, vigoriza la estima y nos
evita envejecer pronto. Sin duda el amor como dijo el Apóstol Pablo: “nunca
deja de ser.”
“Si no tengo
amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve
dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.” 1ª Corintios 13:3 TLA
4.
Planifique
sus actividades para enfocar los objetivos.
Sin
objetivos no sabemos qué queremos, ni en cuánto tiempo lo haremos, ni que
recursos necesitaremos. Empezar un día sin enumerar actividades a realizar está
condenado a vivirse sin saber que lograr y no conseguir más que un cansancio
sin propósito. Es recomendable tener una agenda o un cuaderno para anotar sus
actividades e ir revisando su cumplimiento. Si hay actividades por hacer que
nos son beneficiosas se dejan al final, de tal forma que las prioridades se
ejecuten primero y nos hagan estar más cerca de lograr nuestras metas. No hay
nada más satisfactorio que terminar un día de trabajo percatándonos que nos encontramos un paso más cerca de
conseguir nuestros sueños y aspiraciones.
“Sin
embargo, no comiences sin calcular el costo. Pues, ¿quién comenzaría a
construir un edificio sin primero calcular el costo para ver si hay suficiente
dinero para terminarlo?” Sn. Lucas 14:28 NTV
5.
Evite
procrastinar.
Una
frase muy famosa que nos ayuda a precisar este punto: “No dejes para mañana lo
que puedas hacer hoy.” Es decir procrastinar significa aplazar algo importante
por algo innecesario o agradable. Evitemos esto a través de inculcar la
disciplina de la mejora total. Tomar el tiempo necesario para descansar, para
trabajar y para nuestros asuntos personales, nos permitirá formar un hábito
saludable de hacer cada cosa en su tiempo, evitando dejar a un lado lo
importante por lo superficial.
Evitar
esto nos permitirá tener sueños diferidos, metas a medias y situaciones que nos
lleven a la frustración, estrés y desánimo, manteniendo nuestro día con
motivación y llevándonos a nuevas alturas.
“Jovencito perezoso,
¿Cuánto más seguirás durmiendo?,
¿Cuándo vas a despertar?
Te duermes un poco,
te tomas la siesta,
tomas un descansito
y te cruzas de brazos...
¡Así acabarás en la más terrible pobreza!” Proverbios 6:9-11
6.
Entregue
el 100% en cada cosa que haga (y si puede dé la milla extra)
Una
buena actitud diaria nos hará sentirnos fuertes y motivados. El esfuerzo nos
permitirá evitar la vergüenza que la pereza deja en nuestro caminar por la
vida. Sea cual sea el área de nuestra
vida en la que trabajemos, debe existir una premisa: Hacer las cosas lo mejor
posible. Sea barrer una calle, dirigir un país o una empresa, atender a un
niño, cuidar a nuestros hijos, estar casado, pasar papeles, sacar copias, hacer
cumplir la justicia. Todo ello es importante para alguien y no podemos hacerlo
a medias, porque al final de nuestros días seremos juzgados por nosotros mismos
por las cosas que no hicimos o no se hicieron bien. Salomón dijo: “Y todo lo que esté en tu
mano hacer, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, que es donde irás a
parar, no se hace nada ni se piensa nada, ni hay conocimientos ni sabiduría.”
(Eclesiastés 9:10 DHH)
Jimmy
Johnson, entrenador de un equipo de fútbol americano dijo: “La diferencia entre lo ordinario y lo
extraordinario es ese pequeño extra.” Si
entregas un 100%, no dudes. Prepárate. Entrena. Vive intensamente. Desafía a
los expertos que dicen que nunca se ha hecho o que no se podrá y entrega esa
milla extra por desafiar la lógica. Esto te hará vivir agradecido y feliz y no
cabe duda que estampara una sonrisa en nuestros labios.
“El trabajo trae ganancias, ¡pero el solo hablar lleva a la pobreza!”
Proverbios 14:23 NTV
7.
Ayude
a otros.
Tenemos
24 horas de vida cada día. Nos cruzamos con cientos o hasta miles de personas
en el día. Tenemos contacto a diario por lo menos con 10 personas. Es imposible
no ser bondadoso. Es imposible regalar
cinco minutos a alguien para conversar sobre sus problemas. Darle apoyo
en sus problemas. No podemos ser indiferentes antes las necesidades de los
demás. Un acto de ayuda es un acto de que creemos en Dios. Como dijo Marie
Curie: “La mejor vida no es la más larga,
sino la más rica en buenas acciones.” No dudes en ser misericordioso,
bondadoso, solidario con otros. Deja tu huella de bondad en el corazón de
alguien más y créeme jamás lo olvidará.
“Entonces pasó un samaritano despreciado y, cuando vio al hombre,
sintió compasión por él. Se le acercó y le alivió las heridas
con vino y aceite de oliva, y se las vendó. Luego subió al hombre en su propio
burro y lo llevó hasta un alojamiento, donde cuidó de él. Al día siguiente, le dio dos
monedas de plata al encargado de la posada y le dijo: “Cuida de este
hombre. Si los gastos superan esta cantidad, te pagaré la diferencia la próxima
vez que pase por aquí”.” Lucas 10:33-35 NTV
8.
Tome
un tiempo para conversar con sus cercanos.
Hay
algo que el ser humano ha perdido en los últimos años y es el deleitarse en
estar con otras personas. Nos comunicamos con otros. Nos divertimos con otros.
Pero es a la distancia. Nos gustan las fotos de otros. Compartimos sus
pensamientos, pero desde nuestra soledad. Estamos perdiendo las habilidades
para relacionarnos con otros. Tómese su tiempo para hablar personalmente con
otros. Entiéndase. Enójese pero no se amargue. Discuta pero no se pelee. Ría a
carcajadas. Disfrute la compañía sin distractores. No hay mejor día que aquel
donde nos juntamos y recordamos, soñamos y vivimos con otros. No pierda sus
contactos. Viva más real y menos virtual.
“Quien
no cuida de sus parientes, y especialmente de su familia, no se porta como un
cristiano; es más, tal persona es peor que quien nunca ha creído en Dios.” 1ª.
Timoteo 5:8 TLA.
No
descuides tu espíritu y tu mente. Tu cuerpo te pide satisfacer placeres que
pueden acabar contigo. El espíritu te llevará a encontrarte con Dios. No dejes
de leer las Escrituras, en ella encontrarás cientos de aprendizajes sobre cómo
actuar en cada momento de la vida. Necesitas dejar cosas atrás, aprende de
Abraham. Sobre malas relaciones familiares, lee la vida de Jacob. ¿Aprender a
perdonar? José es un buen ejemplo. ¿Salir a conquistar? Josué te dará
maravillosos consejos. ¿Vivir con practicidad? Salomón se tomó el tiempo de
escribir proverbios edificantes. ¿Encontrar salvación? Jesús a través de las
biografías de su vida nos proveyó en forma práctica de los pasos para ser
salvos del pecado y sus consecuencias. No tengas miedo de abrir el Libro,
estimula vida, provee transformación y nos llena de fe.
También lee libros que te edifiquen. Estudia la historia de tu país, examina los escritos de personas que se superaron, entre otros. Es necesario tener un criterio propio en temas que impactan la vida propia y de los demás. Esto ayudará a mejorar en tu puesto de trabajo y cada día serás mejor. No hay nada más satisfactorio que tener un nuevo aprendizaje en el día, finalizar la lectura de un libro.
“Hasta que yo llegue, dedícate a leer
las Escrituras a la iglesia, y a animar y a enseñarles a los creyentes… Presta
suma atención a estos asuntos. Entrégate de lleno a tus tareas, para que todos
vean cuánto has progresado.” 1ª Timoteo 4:13,15
10. Revise lo alcanzado y reponga sus
energías correctamente.
Estas
dos actividades se hacen al final del día. En el caso de la primera es tomarse
un tiempo para realizar un seguimiento a las metas, verificando errores,
tomando decisiones para remover lo complicado, ordenar prioridades y establecer
seguimientos que promuevan cada día acercar nuestra vida al cumplimiento de su
propósito. Este proceso de revisión diario nos ayudará:
a)
Caer en la vida en piloto automático.
b)
Diferenciar las metas de las
ilusiones.
c)
Programar planes de acción y contingencia.
d)
Identificar desviaciones o
imprevistos.
e)
Retomar el camino
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