Las Medidas Nuestras y Las de Dios: Diametralmente Opuestos.


Dios tiene formas de medir las cosas muy peculiares. Al observarlas con el ojo humano, son pésimas, pues desafía nuestros estándares, nuestra razón, nuestra lógica. Sin embargo, gracias a ellas el hombre tiene la oportunidad de vivir libre y con un propósito. 

 Nosotros medimos en función del pasado, Dios mide en función del futuro. Nos gusta señalar los errores cometidos, enfrentar al acomplejado, destruir al desanimado y castigar al culpable. Dios le da una oportunidad, al ver que el castigo puede producir desesperanza, le señala que al tomar un camino puede encontrar en su fe, un nuevo destino, una nueva vida y el perdón. 
“Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!” 1ª Corintios 5:17 NTV. 

Mientras entre humanos nos maravillamos con los éxitos, triunfos y méritos hechos por otros, Dios se maravilla con un corazón humilde, dispuesto y determinado. Cuando el ser humano se acerca a su héroe y se da cuenta que tiene sus mismos problemas, lo tira de su pedestal y empieza una nueva búsqueda. Dios, en cambio, trabaja en el corazón del hombre y de ser un invisible, lo transforma en una persona que trastorna para bien su alrededor.
“Pero Dios me tocó los labios y me dijo: —No digas que eres muy joven. A partir de este momento tú hablarás por mí. Irás a donde yo te mande, y dirás todo lo que yo te diga. No tengas miedo, que yo estaré a tu lado para cuidarte.” Jeremías 1:7-9 TLA 

Mientras nosotros reclamamos una justicia parcial, es decir, que nos beneficie únicamente, Dios establece una justicia que restaura, a través de su misericordia, que transforma, a través de su gracia y que brinda una nueva oportunidad, a través de su perdón. Su deseo es que el hombre se dé cuenta que necesita a su Creador. 
“Ella le respondió: —Así es, Señor. Nadie me ha condenado. Jesús le dijo: —Tampoco yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar.” Sn. Juan 8:11 TLA 

 Mientras nosotros medimos nuestros pecados en “no es tan malo”, “otros son peores”, “soy mejor que aquel”, “esto nadie lo sabe” tratando de promediar lo bueno con lo malo, Dios establece un solo estándar donde un pensamiento de lujuria tiene el mismo tamaño que un adulterio, la desobediencia es igual a la idolatría, la vanidad es similar a la mentira. No hay justificación humana capaz de acercarnos a Dios, solo a través de su Hijo Jesús. 
 “»Moisés también dijo: “No sean infieles en su matrimonio”. Pero ahora yo les aseguro que si un hombre mira a otra mujer con el deseo de tener relaciones sexuales con ella, ya fue infiel en su corazón.” Sn. Mateo 5:27-28 TLA

Mientras nosotros reclamamos venganza, buen trato y privilegios, Dios establece que ante una ofensa, perdonemos. Ante el mal trato, hagamos el bien y que antepongamos nuestro bienestar por el de los demás. Nos pide dar una milla, trabaja nuestro orgullo para que admitamos que ayudar a otros es mejor que otra cosa. 
“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;” Sn. Mateo 5:44 RVR1960. 
 Mientras medimos a Dios mismo a través de sus obras, es decir, su capacidad de bendecirnos, cuidarnos y aliviar nuestras cargas, Dios nos mide a través de nuestra capacidad de amarlo, de confiar plenamente en Él y desear estar en su Presencia. Mientras Dios nos desea, nosotros deseamos las cosas de Dios. En la medida que dejamos de ver lo que Dios nos puede dar, por lo que Él es, vamos logrando conquistar su corazón. 
“Israelitas, ¡yo no puedo abandonarlos! ¡No sería capaz de hacerlo! ¡No podría destruirlos, como destruí a la gente malvada de Admá y Seboím! ¡Mi gran amor por ustedes no me lo permite!” Oseas 11:8 TLA 

Así que no reclames. No trates de entender a Dios a través de tu humanidad. Muchas veces encontrarás que perdona a quien no lo merece, ¡y eso es buenísimo! Porque es muy probable que quien necesitas perdón seas tú. No hay esfuerzo que pueda alcanzar a Dios, pero la fe sí nos llevará delante de sus pies. Sus medidas son completamente diferentes. Solo disfruta el camino, disfruta sus maravillas y no trates de entenderlo, sólo de complacerlo.

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1 Comentarios

  1. Que bendiion Leer estos mensajes son autentico alimento parabel alma

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