En el horizonte del 2035, el cristianismo evangélico en El Salvador enfrenta una encrucijada histórica. Aunque el 47.02 % de la población se identifica como cristiana evangélica y el 78.12 % se considera creyente o muy religioso, la fe no garantiza práctica ni formación sólida. Los datos más recientes del IX Estudio de Humor Social y Político (UFG, 2025) muestran que solo el 24.24 % asiste semanalmente a cultos o misas, y apenas el 13.31 % participa activamente en responsabilidades dentro de la iglesia. Estos datos proporcionados por una institución no confesional nos permiten hacer un primer análisis de la realidad de la fe en nuestro país: revela una religiosidad culturalmente viva, pero espiritualmente debilitada.
El VII Censo de Población (DIGESTYC, 2025) confirma una transformación demográfica profunda: El Salvador cuenta con 6.03 millones de habitantes, y el grupo de 18 a 29 años representa apenas el 21.8 % del total
La tasa global de fecundidad ha caído a 1.8 hijos por mujer, lejos del nivel de reemplazo poblacional. La pirámide poblacional se estrecha por la base y se ensancha hacia los mayores de 40 años: El Salvador está envejeciendo.
Si no se fortalece la transmisión generacional de la fe, las iglesias del 2035 podrían ser numéricamente menores y espiritualmente más frágiles.
En el plano de la fe, aunque altos porcentajes afirman creer en Dios o en la Biblia como principal libro divino, la práctica formal está en descenso (y esto es altamente preocupante). Solamente hay que observar estos datos:
- 96.5 % cree en la existencia de Dios,
- 92.7 % considera la Biblia el principal libro inspirado por Dios, y
- 85.3 % recurre a la oración o al consejo pastoral en situaciones complejas.
Sin embargo, solo el 23.59% (es decir, uno de cada cuatro) de los encuestados afirma haber recibido su fe en el hogar. Este dato es crucial: la familia —la primera iglesia de nuestros hijos— está perdiendo su función formativa. La fe se está tercerizando. Los padres confían en que la escuela dominical o el ministerio juvenil suplirá lo que debería nacer en la mesa familiar, en la oración antes de dormir o en la conversación diaria.
Pero la evidencia muestra un patrón preocupante: los niños que asisten fielmente a la iglesia suelen perderse durante su adolescencia y juventud, y muchos solo regresan años después, cuando ya han vivido dolor, vacíos o errores evitables.
Se van no porque la fe no haya sido enseñada, sino porque no fue encarnada. Vieron doctrina, pero no testimonio; oyeron prédicas, pero no conversaciones; recibieron normas, pero no acompañamiento emocional.
Y es aquí donde se puede analizar una situación: el futuro de la fe no se construye únicamente en los templos, sino alrededor de la mesa familiar, donde los hijos aprenden qué significa perdonar, servir, escuchar y decidir conforme a la Palabra. Cuando un niño crece en un hogar donde la Biblia se vive con coherencia, la adolescencia deja de ser una etapa de fuga para convertirse en una etapa de afirmación.
Como enseña Lucas Leys, “Si nuestras familias cristianas no están intencionalmente comprometidas con el discipulado, y los padres cómodamente descansamos en que alguien más les enseñe a orar y a leer la Biblia a nuestros hijos en el templo, lamentablemente criaremos nuevas generaciones débiles en su fe”. (Liderazgo Generacional, 2017) Y Josh McDowell complementa: “Las reglas sin relaciones conducen a la rebelión. La verdad sin relaciones conduce al rechazo. Y la disciplina sin relaciones conduce a la amargura”. Ambos coinciden en un principio ineludible: los hijos necesitan ver el Evangelio vivido en casa, no solo escucharlo en la iglesia.
Las enseñanzas suelen abordar temas superficiales relacionados con los sentimientos y las emociones, pero muy poco se habla sobre la importancia de la presencia de los padres en la preadolescencia, adolescencia y juventud. Ya no como una figura hegemónica de autoridad y afecto, sino como mentores capaces de escuchar, acompañar y facilitar que esta etapa sea transitada con madurez y fe.
Además, cada vez son más los ministerios que separan a los padres de sus hijos: hay cultos juveniles donde casi se prohíbe la participación de adultos. Los ministerios de familia, por su parte, suelen enfocarse casi exclusivamente en el matrimonio, dejando de lado la plenitud y el desarrollo integral de todos los miembros de la familia.
Así, estos espacios —que deberían avivar el fuego del llamado espiritual y fortalecer los vínculos familiares— terminan convirtiéndose en ambientes diseñados para entretener o mantener ocupados a los congregantes, intentando evitar que los jóvenes experimenten “las cosas del mundo” que, en realidad, ya enfrentan durante los seis días restantes de la semana.
Son comprensibles estas estadísticas sobre la juventud y la iglesia, pues El Salvador durante más de 40 años, posterior a la firma de acuerdos de paz (1992) ha sufrido los siguientes problemas que han desfragmentado la familia: Alta migración (56.3% son hombres en edades comprendidas entre los 15 a 39 años), hogares fragmentados y presiones económicas (gran proporción con ingresos bajos y 23% de hogares que reciben remesas en la muestra), más de 116,000 homicidios entre 1994-2024 con un 70% de hombres en edades entre 17-60 años, en su mayoría hombres jóvenes. Este entorno de violencia e inestabilidad ha erosionado la figura paterna y, con ella, la transmisión espiritual dentro del hogar, generando vacíos afectivos y de pertenencia que la iglesia debe abordar.
A pesar de los desafíos y realidad vivida por nuestro país, los datos revelan una veta de esperanza que no debe pasar desapercibida. El 85.3 % de los salvadoreños afirma que, en situaciones complejas, prefiere recurrir a Dios, la oración o el consejo pastoral. Esto demuestra que, aunque la fe muchas veces se sostiene más por tradición que por convicción, la demanda espiritual sigue viva y la iglesia continúa siendo vista como un refugio confiable en tiempos de crisis.
Esa apertura no es menor: es una palanca estratégica para el discipulado si se actúa con intención pedagógica y pastoral. El anhelo de buscar a Dios en medio de la dificultad muestra que la espiritualidad sigue siendo una fuente de sentido, consuelo y resiliencia en la vida del salvadoreño. El desafío de la iglesia, entonces, no es crear fe donde no la hay, sino transformar esa fe de refugio en una fe de propósito. Esa fe que Pablo insiste que Timoteo transmita como la recibió de su círculo familiar cercano (su madre y su abuela)
Aquí es donde la reflexión se hace más profunda: ¿qué hará la iglesia con esa apertura? ¿La usará para entretener o para formar? Porque el hambre espiritual del pueblo salvadoreño no necesita más eventos, sino acompañamiento con contenido, formación con propósito y una comunidad sólida, no basada en los recursos económicos que se puedan tener, sino en la capacidad de reedificar lo que las crisis familiares, sociales y morales han arrasado.
En otras palabras, la iglesia salvadoreña enfrenta un doble mandato: recuperar con urgencia a la juventud y a sus padres, no para entretenerlos, sino para formarlos con profundidad. Pastores y padres están llamados a garantizar que, ante decisiones antiéticas y las “zonas grises” de la cultura o del trabajo, los jóvenes vuelvan su mirada a las Escrituras y desarrollen discernimiento.
La meta no es llenar sillas; es moldear vidas. No se trata de generar actividad, sino de formar discípulos.
Si la iglesia se limita a ofrecer “programas juveniles atractivos”, con buen contenido en redes sociales, pero sin raíces profundas, corre el riesgo de perder a la próxima generación. En cambio, si se convierte en una comunidad de formación familiar, basada en la integridad y el acompañamiento real, los cristianos del 2035 no serán solo una estadística: serán un testimonio vivo del Reino de Dios.
Los datos del censo y la encuesta no son una sentencia, sino una llamada urgente a la responsabilidad espiritual. Contamos con una cultura de fe —eso es una ventaja—, pero la transmisión ya no puede depender únicamente de la costumbre. Y estas preguntas son las que se hacen luego del análisis:
Pastores: ¿su liderazgo está formando padres o simplemente administrando programas?
Padres: ¿reconocen que la primera y más determinante formación espiritual ocurre en casa?
Si la iglesia se conforma con entretener, atraerá audiencias, pero no formará carácter. En cambio, si pastores y padres deciden hoy invertir tiempo en una formación intencional —devocionales transformadores, mentoría, testimonio e integridad—, El Salvador no necesariamente tendrá más cristianos en número, porque la demografía ya marca su límite, pero sí mejores cristianos: hombres y mujeres con convicciones firmes, pensamiento bíblico y resistencia ética ante las tentaciones del mundo.
Este es el momento en que la iglesia debe brillar. El 2035 ya se está gestando hoy. Que no se mire con temor, sino con acción. Que los niños y jóvenes que hoy parecen “menos en número” se conviertan en la generación mejor formada, más fiel y más íntegra. Porque la iglesia del mañana se forma hoy: en casa, en comunidad, con la Palabra como brújula y si la iglesia no prepara a los cristianos del 2035 en este momento, el mañana nos pasará factura en silencio.
Los datos muestran que la gente sigue buscando a Dios en medio de las crisis. Aprovechemos esa búsqueda para construir discípulos que no se conformen con sobrevivir, sino que aprendan a decidir bien, a pensar bíblicamente y a vivir con propósito. El llamado es claro: no más programas vacíos; sí a familias y congregaciones que enseñen, vivan y transmitan la fe con verdad y coherencia.
El 2035 se está escribiendo hoy, en la mesa, en la conversación y en la fidelidad de cada hogar. La pregunta es: ¿responderemos con creatividad y disciplina, o con miedo y pasividad?
Referencias electrónicas:
Foong, E. (2019, 21 de marzo). 7 principios clave de la paternidad bíblica: Josh McDowell [Título traducido del inglés]. Salt&Light. https://saltandlight.sg/relationships/dr-josh-mcdowells-7-key-principles-of-biblical-parenting/
Leys, L. (s. f.). Liderazgo generacional [Versión en español]. Goodreads. Recuperado de https://www.goodreads.com/work/quotes/56395297-liderazgo-generacional-spanish-edition
Wikipedia Colaboradores. (2025, 14 de julio). Homicidios en El Salvador. Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Homicidios_en_El_Salvador
Benítez, R., & Joma, S. (2025, 21 de enero). IX Estudio de Humor Social y Político del CEC – UFG evidencia rechazo y dudas de salvadoreños a la explotación de la minería metálica en el país. Revista Disruptiva. https://www.disruptiva.media/ix-estudio-de-humor-social-y-politico-del-cec-ufg-evidencia-rechazo-y-dudas-de-salvadorenos-a-la-explotacion-de-la-mineria-metalica-en-el-pais/
Banco Central de Reserva de El Salvador. (2025, marzo). VII Censo de Población y VI de Vivienda: Informe de resultados. https://censo2024.bcr.gob.sv/wp-content/uploads/tablas-geoportal/2025/Informe%20_VII_Censo_de_Poblacion_y_VI_de_Vivienda_marzo_2025.pdf

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