“Aderezas
mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.” Salmos 23:5
Está preguntas
son para realizarse un test de cómo se encuentra nuestra vida:
¿Estás en
peligro?, ¿Estás en períodos de necesidad? , ¿Estás preocupado?, ¿Estás con
gozo?, ¿Abatido?, ¿cansado?, ¿con éxitos?, ¿en prosperidad?
En cada estado en que te encuentres, Dios está allí,
creo que es la frase más escrita en esta reflexión. Es increíble como el
escritor captura tres momentos de la vida:
Confianza, “Aderezas mesa delante de mí en presencia de
mis angustiadores…” en medio del peligro, cuándo hay más críticas,
traiciones e indiferencias, Dios nos prepara un banquete, nos satisface, nos
llena de fe para sobrellevar las dificultades.
Protección y
sanidad,” Unges mi cabeza con aceite…”
Nos prepara para enfrentarnos a la vida, nos llena con su Espíritu Santo
para enfrentarnos a la vida, como nuestro Consolador, como el que nos llena de
Poder, el que nos cubre, el que intercede con gemidos indecibles ante Él. Nos
sana el alma, la estima y el corazón y permanece siempre como un sello de
quiénes somos, a quién le pertenecemos y que somos sus representantes en esta
Tierra. “El cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu
en nuestros corazones.” 1° Corintios 1:22.
Gozo,” mi copa está rebosando…” Dios nos
llena de una actitud positiva todos los días, porque su Gracia nos cubre y nos
sostiene. Nos da un “trato preferencial” porque nos ama, nos estima tanto que
nos da una ración mayor de todo lo que nos quiere dar.
“Israelitas, ¡yo no puedo abandonarlos! ¡No sería capaz
de hacerlo! ¡No podría destruirlos, como destruí a la gente malvada de Admá y
Seboím! ¡Mi gran amor por ustedes no me lo permite!” Oseas 11:8
Una palabra Final
“Ciertamente el bien y la misericordia me
seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.” Salmos 23:6
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.” Salmos 23:6
Este salmos se
resume en el primer versículo, Si Jehová es nuestro pastor nada nos faltará, si
escuchamos su voz, si nos dejamos guiar en cada lugar que nos toque pasar, si
no nos alejamos de su amor, si confiamos que no nos dejará solos. Nada más
queda expresarle y prometerle que dónde Él este, nuestra vida no se alejará.
Viviremos por el Señor, aun y cuándo nos cueste la muerte, porque sabemos que
al final, si lo damos todo por Dios, viviremos con Él por la eternidad.
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