“El
rey les habló con dureza. No hizo caso a los consejeros,” 1ª. Reyes 12:13 TLA
Un
líder debe aprender a escuchar consejos. En muchas ocasiones la posición que se
ostenta provoca que los oídos no estén atentos a recomendaciones del equipo de
trabajo, no tomándole
la importancia debida y provocando un colapso o crisis que limita el desarrollo o destruye los proyectos que se llevan a cabo.
Roboam,
el hijo de Salomón, fue un ejemplo claro de los problemas que causan no
escuchar las voces correctas, sino lo que su corazón dictaba o no evaluar las
consecuencias de ellas. Incluso no escuchó consejos que su mismo padre escribió
como parte de los Proverbios: “Si no hay buen gobierno,
la nación fracasa; el triunfo depende de los muchos
consejeros” Proverbios 11:14.
Sansón destruyó su vida porque basó sus
decisiones en lo que deseaba su corazón y no en el consejo de sus padres. Vivió
para sí, tuvo las mujeres que quiso, dejo que su temperamento lo dominará y al
final pagó las consecuencias. El domador, salió domado. El valiente, fue acorralado
por su falta de control. El hombre escogido, termino su vida cumpliendo la
voluntad de Dios a costa de su vida.
Es muy probable que la vida de Sansón y Roboam, como
líderes, al tener otra actitud ante los consejos su legado hubiera sido
diferente, sin embargo de ellos podemos aprender lo siguiente:
a) Escuchar los consejos, implica valorar su impacto: Roboam escuchó dos diferentes consejos. Tomó el equivocado.
El líder debe ser sabio ante todas las voces que está escuchando. Está la propia voz (orgullo y amor propio), la
voz de los demás (críticas y otras), la voz de los enemigos (entre ellas,
Satanás, que querrá confundirte) y la de Dios. Es importante que agudice su
oído y escuche a quién quiere lo mejor para nosotros.
b) No dejarse dominar por sentimientos: El líder debe usar la inteligencia emocional para enfrentar
sus decisiones. Sansón dejo que su vida fuera gobernada por sus instintos y el
fracaso fue inminente.
Es por
ello que el Líder actual, debe aprender a escuchar y sus decisiones deben ser
basadas en:
a) La prudencia: La
prudencia no significa cobardía ni temor a decidir. Implica una evaluación
concreta y precisa de las consecuencias de una decisión. No es especular con
hechos que se “creen” que pueden suceder, sino tomar datos y analizar la
procedencia de una acción que se planea realizar.
b) Abrirse al trabajo en equipo: La clave del éxito en un equipo de trabajo se encuentra en
ser abierto a las opiniones, manejar los conflictos, desarrollar las competencias
de los demás, desafiar el status quo y lograr sinergia. La clave de esto es
saber escuchar, no desvalorizar las opiniones de cualquier miembro del ministerio,
club u organización, sino apoyarse en
ellas e incrementar los resultados positivos.
c) Evitar la soledad: La
soledad del liderazgo debe evitarse. David pecó cuando se quedó solo. Elías
pasó depresión al verse que era el único que cumplía su llamado. Estar cercano
a la familia, amigos y equipo de trabajo resolverá muchas dificultades que
suceden cuando nos aislamos de la realidad. Nos hará tener una visión más clara
de lo que en realidad somos y nos evitará pagar consecuencias de nuestras malas
decisiones.
Ser abiertos a las opiniones, implica que habrán
críticas duras que tratarán de destruir la motivación del líder y aquí debe
existir una diferencia. El consejo y la crítica tienen diferentes objetivos,
aunque muchas veces la última se disfraza para parecerse a la primera. Saber escuchar
implica, no dejar que las críticas destruyan lo que somos o lo que se ha
querido construir y tomar el consejo para que se convierta en un catalizador
que proyecte al líder a mejorar cada día.
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