La vida es sencilla, sin embargo, nos hemos encargado de complicarla a través de satisfacer nuestros deseos de tener y acumular objetos, de lograr autoridad o poder, de llegar lejos sin impedimentos. Le hemos dado importancia a cosas vanas y a Dios, la familia y una vida de integridad le hemos dado la espalda porque parecen que no tiene el rédito necesario para tener una mejor vida.
Nada es
más falso que eso. Una mejor vida se labra a través de regresar a los orígenes.
¿Cuánto tiempo tenemos de sonreír?, ¿Cuándo fue nuestra última plática
distendida y sin presiones por más de 30 minutos con nuestra familia?, ¿Cuándo
fue la última meta propuesta y alcanzada?, ¿Cuándo fue la última vez que
logramos refrenar un grito, una queja para los demás?. Si nos se logran contestar
estas preguntas hemos desviado nuestra atención y vida al lado correcto.
Sonríe.
Conéctate con tu familia. Establece metas. Lucha. Motívate. Encamina tu vida
hacia el lugar que siempre tuvo que estar.
Tus
logros personales son basura sino tiene nadie con quien compartirlos.
Tu dinero
podrá comprarte compañía, pero jamás lealtad y estima.
Puedes
ser la persona más “bondadosa” pero jamás podrás amar.
La vida
mejora cuándo se toma la decisión de cambiar prioridades y conectarte a lo
real. LO cercano. Lo especial. El amor no se deteriora, los objetos sí. El
dinero se devalúa, la familia se valúa al alza cada año que convivimos con
ellos. Nadie se ha quejado porque le falta algo, pero se deprime sino tiene
alguien con quien disfrutar un buen momento. Cambiemos nuestra perspectiva y
nuestra vida mejorará.
a) Desconéctate
de las redes sociales. Conéctate a las personas.
“No dejes a tu amigo, ni al
amigo de tu padre; Ni vayas a la casa de tu hermano en el día de tu aflicción.
Mejor es el vecino cerca que el hermano lejos.” Proverbios 27:10
De 2013 a 2015, en Latinoamérica
se ha cambiado la cantidad de tiempo que se navega en internet. De navegar 9.2
horas al mes, se ha llegado a 6 horas y 11 minutos al día. Es decir, estamos
utilizando el 25% de nuestro tiempo diario al internet.
Mientras esto crece, nos
desconectamos de nuestra familia y amigos. Podemos estar “on line” en whassap,
facebook, twitter u otra red social hasta muy tarde, pero ha pasado mucho
tiempo de no poder platicar con alguien por más de 30 minutos, sin que esto sea
por trabajo, regaño o disciplina (hijos), resolver problemas (esposa(o)). Es
decir, solo por el placer de conversar, de recordar, de contar anécdotas.
Tenemos una casa pero hemos abandonado el hogar. Damos likes a nuestros amigos,
pero hemos obviado felicitar a nuestra esposa por la comida deliciosa preparada
o por las mejoras en el comportamiento de nuestros hijos.
Las redes sociales no son malas,
si se saben utilizar. Debemos revisar si nosotros somos capaces de controlar el
impulso de ver las notificaciones o son éstas las que nos controlan. Si nuestra
necesidad de “likes” o “retweet” es mayor cada vez más, priorizando lo que
escribimos, por lo que en realidad vivimos. Valoremos si lo virtual ha
desplazado a nuestra vida real y si por ese efecto “inflamos” la realidad y
vivimos de apariencias, que sólo nos llevarán a la ruina.
Evalúa si sabes más de un amigo
por lo que “sube” a su “timeline” que por lo que has conversado con él. Toma un
tiempo para reflexionar e identifica tu debilidad por las redes sociales y su
contenido. Nuestra vida mejora cuando podemos ver el crecimiento de nuestro
hijo, la sonrisa de nuestra familia, las anécdotas de cosas que se han vivido.
No hay mejor cosa que un “dolor de panza” después de una carcajada por un
chiste que nos ha ocurrido como familia.
Conecta nuevamente la relación
familiar. Desplaza al televisor, al Smartphone y al internet del lugar de preeminencia
de la casa. Apaga tu laptop y dile a tu esposa que la amas y que disfrutas
estar a su lado. Llama a tus hijos y cuéntale alguna ocurrencia. Eso marcará la
diferencia. De tener una casa en silencio, donde cada quién por su lado, se
puede formar un vínculo diferente en el que todos disfrutan de estar juntos.
No pierdas la conexión. Haz sentir
a cada uno de los miembros de la familia como especiales. Cuándo eres capaz de
apartar tu mirada del televisor, apagarlo y tomarte un tiempo para alguien, eso
cambia todo.
En este mundo necesitamos
enlazarnos nuevamente, en un solo sentir. Habrá problemas, sin embargo, esa
relación nos encaminará a enfrentar todo con el deseo de superarlo. La vida es
mejor acompañado, porque la soledad siempre nos lleva a deprimirnos.
El contacto, la voz, los gestos
jamás serán reemplazados por emoticonos, fotografías y vídeos. Si percibes que tu tiempo es dominado por las
redes, retoma el control y vuelve tu mirada a quiénes más importan: Nuestra
familia y amigos. Esto mejorará tu calidad de vida.
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