Esas mentiras se instalan en el corazón y no nos permiten dejar
moldear nuestra vida para que haya una transformación total que sólo el Señor
puede hacer en nuestra alma. Es por ello que debemos trabajar en nuestras áreas
débiles y tomar la decisión de que Dios nos ayude a ordenar nuestra vida.
Algunas de las cuestiones para moldear nuestro carácter pueden ser:
a)
Trabajar en nuestra paciencia.
“La paciencia puede persuadir al
príncipe, y las palabras suaves pueden quebrar los huesos.” Proverbios 25:15
NTV
Una de las primeras pruebas para moldear nuestro carácter es
lograr ser pacientes. En ese sentido tendremos que trabajar en incrementar la
fe (para esperar las cosas y tener la convicción de que se harán realidad),
tolerancia (no se nos dará prioridad en muchas ocasiones) y humildad (para
tratar a los demás con la estima debida). Jean Jacques Rousseau dijo: “la
paciencia es amarga pero sus frutos son dulces.” y Salomón en su libro de
Proverbios detalla: “El que tarda en airarse es grande de
entendimiento; mas el que es impaciente de espíritu
enaltece la necedad.” Proverbios 14:29 RVR 1960.
Es por ello que se debe batallar contra la ansiedad y trabajar
en la paz de nuestra mente y corazón; además, actuar con cordura, evitando la
tensión y la exasperación que nos puede llevar a decisiones y actos
precipitados que serán más dolorosos que el tiempo que se tuvo que esperar.
b)
Evita la agresividad:
“Quien
fácilmente se enoja, fácilmente entra en pleito; quien mantiene la calma,
mantiene la paz.” Proverbios 15:18 TLA
El agresivo no es el más fuerte, es un timorato que
trata de esconder su debilidad en los gritos, provocaciones y ofensas, tratando
de herir la dignidad de los demás, pero que al final solo confirman la flaqueza
de la conducta de la persona. Una de las cosas que debemos aprender que las
mejores batallas son las que no se pelean, porque no se pierden recursos
valiosos en algo irracional.
Para vencer la ira debemos aumentar nuestros
niveles de comprensión, prudencia y mansedumbre. La comprensión nos llevará a
ser empáticos con los demás para no tratarlos irrespetuosamente. La prudencia
nos ayudará a reflexionar sobre las consecuencias de nuestra conducta y
remediar el daño efectuado con anterioridad y la mansedumbre nos brindará la
capacidad de frenarnos toda mala intención y ayudará que nuestros actos estén
endulzados con afabilidad y bondad. La
agresividad siempre deja a alguien herido y en muchas ocasiones es un dolor
autoinfligido.
c)
Aprende de las pruebas.
“Amados hermanos, cuando tengan que
enfrentar problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho porque
ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una
oportunidad para desarrollarse.” Santiago 1:2-3 NTV.
Pablo
dijo: “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el
bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su
propósito.” Romanos 8:28 DHH, Ese bien, que describe Pablo, es el aprendizaje
donde el carácter es “testeado”, para pasar al siguiente nivel. De hecho dentro
de los propósitos de las pruebas están: mejorar la fe, enfocar nuestro
propósito, encauzar nuestro amor y prioridades y fortalecer nuestro carácter.
Las pruebas son ese instrumento en el taller que
permite perfeccionar el carácter y convertir temerosos como Gedeón en valientes
que pelean en desventajas. Acomplejados como Moisés en apasionados. Angustiados
por la persecución como David a un intrépido guerrero. Iletrados como Pedro se
convierten en líderes de una causa. En fin, la prueba transforma y examina
nuestra conducta y allana el camino para lograr el propósito de Dios.
d)
Lucha contra la tentación:
“Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de
poder, amor y autodisciplina.” 2ª Timoteo 1:7
La fortaleza de nuestras convicciones se examina frente a una
tentación. La firmeza de la voluntad se mide cuando deseamos algo que no
debemos tener. La solidez del carácter se comprueba cuando es más fácil hacer
algo que no se debe, que huir o hacer lo contrario. De tal forma, que cada día
debemos levantarnos y tomar las armas necesarias para enfrentar la tentación de
cualquier índole. No podemos dejar de ser tentados, pero nuestro carácter nos permitirá
que ella siempre se quede fuera de nuestra mente para que no se convierta en
pecado. Pablo escribió: “Ustedes no han
pasado por ninguna tentación que otros no hayan tenido. Y pueden confiar en
Dios, pues él no va a permitir que sufran más tentaciones de las que pueden
soportar. Además, cuando vengan las tentaciones, Dios mismo les mostrará cómo
vencerlas, y así podrán resistir.” 1ª Corintios 10:13 TLA.
e)
Cultiva la humildad:
“Más bien, ocupa
el lugar más humilde, al final de la mesa. Entonces, cuando el anfitrión te
vea, vendrá y te dirá: “¡Amigo, tenemos un lugar mejor para ti!”. Entonces
serás honrado delante de todos los demás invitados.” Sn. Lucas 14:10 NTV
Alguien dijo una vez: “¿La clave de la humildad? Hacer y desaparecer.”
De igual forma Jesús describió la humildad de la siguiente forma: “Cuando le des a alguien que pasa necesidad, no hagas lo que
hacen los hipócritas que tocan la trompeta en las sinagogas y en las calles
para llamar la atención a sus actos de caridad. Les digo la verdad, no
recibirán otra recompensa más que esa.
Pero tú, cuando le des a alguien que pasa necesidad, que no
sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.” Sn. Mateo 6:2-3 NTV.
Cuando estemos listos para dar la espalda a la multitud, para
aplaudir a otros por lo que han hecho, agradecer por un favor prestado, allí
nuestro carácter a logrado comprender que lo importante no es lo que hagamos
sino la intención de nuestro corazón.
f)
Batalla por no mentir.
“De palabra de
mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré
al impío.” Éxodo 23:7 RVR1960
Las consecuencias de la mentira es que se pierde la
credibilidad y toda afirmación realizada será interpretada como una mentira. La
verdad aunque duela es más dulce que una serie de mentiras que esconda un
problema. Al final, la hediondez de la falsedad queda al descubierto y nada más
nos queda reparar, los daños causados. En ese sentido, es necesario fortalecer
nuestra vida diciendo la verdad siempre.
g) Busca la intimidad con Dios.
“Oh Dios, tú eres mi
Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te
anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua.” Salmos 63:1 NTV
Hay algunos refranes populares que nos
puede ayudar a entender este enunciado: “Dime con quién andas y te diré quién
eres.” La distancia con Dios determina nuestro carácter. El fruto de estar
cerca de él, es estar lleno de amor, vivir con alegría, tener relaciones
armoniosas, lograr saber esperar, nos enseña a hacer lo correcto, a ayudar a otros
sin esperar nada a cambio, vigoriza nuestra seguridad que él tiene el control
de todas las cosas, nos ayuda a ser mansos y a tener dominio sobre nuestras
emociones y conductas. No sólo conocerlo o tenerlo en el corazón, sino como
dijo David, en su precioso salmo 91: “El que
habita al abrigo del Altísimo morará bajo la
sombra del Omnipotente.” Salmos 91:1 RVR 1960. Esa cercanía ayudará que nuestro
carácter cada día se parezca más al de Jesucristo.
h)
Aprende a perdonar.
“Entonces el rey llamó al hombre al que había perdonado y le
dijo: “¡Siervo malvado! Te perdoné esa tremenda deuda porque me lo rogaste. ¿No
deberías haber tenido compasión de tu compañero así como yo tuve compasión de
ti?”. Sn. Mateo 18:32-33 NTV
El perdón doblega nuestro orgullo y permite que la sencillez
tome el control de la vida. Cuando perdonamos y pedimos perdón sometemos
nuestro ego a un proceso de reestructuración porque con el perdón debemos
enmendar y ser diferentes, destruimos la sed de venganza y las raíces de
amargura se secan porque su “sábila” que es el odio, queda obstruida por el
amor que renace, permitiendo que nuestra conducta sea transformada por la
renovación de nuestra percepción y visión de vida.
i)
Evalúa tu caminar diario.
“En cambio, probemos y examinemos nuestros caminos y
volvamos al Señor.”
Lamentaciones 3:40 NTV
Al no evaluarnos pensamos que todo está bien, que nada necesita
mejora y que los demás nos deben soportar así como somos. Nada es más falso. Un
erudito en la calidad y mejora continua dijo: “Si
no se mide lo que se hace, no se puede controlar
y si no se
puede controlar, no se puede dirigir y si
no se puede dirigir no se puede mejorar.”
En nuestra vida es igual, sino revisamos y/o evaluamos cada acto que
realizamos, si desconocemos nuestras fortalezas y debilidades, si no trabajamos
en la mejora, no habrá cambio y puede ser que nos lleve al caos. Es necesario
examinar en qué estamos fallando, si ya no saludamos a los demás, si hemos
perdido los actos de cortesía, si nuestro malhumor ha crecido en el tiempo,
pasamos más tiempo preocupados o ansiosos, deseando más tener que ser. Si esto
está pasando debemos tomar las acciones encaminadas a cambiar, para que cada
día logremos ser mejores personas.
j)
Trabaja en el dominio propio.
“Vale más ser paciente que valiente; vale más dominarse uno mismo
que dominar a los demás.” Proverbios 16:32 TLA
Dominio Propio. Templanza. Prudencia. Temple. Voluntad.
Carácter. Esto es un trabajo interno. Aquí es donde convergen las convicciones,
las creencias y los deseos. Los deseos quieren dominarnos para que seamos sus
sirvientes. Las convicciones nos frenan para evitar el dolor de las
consecuencias. La prudencia nos lleva a tomar la decisión correcta. Rick Warren
escribe lo siguiente: “La mansedumbre significa "fuerza
bajo control." Imagínate un caballo salvaje que ha sido domado, ese
caballo todavía tiene el mismo poder de cuando era salvaje, pero ahora el poder
ha sido controlado para uso del amo.” No se ha
perdido la fuerza, pero se ha logrado utilizar correctamente. Cada día, cuando
debamos callar, luchemos por mantenernos en silencio. Si deseamos algo que no
podemos tener, luchemos por refrenarnos. Esta lucha diario debe ser constante y
lo resultados saltarán a flor de piel.
k)
No dejes de ser bueno.
“Cuando tengan dificultades, ayúdense unos a otros. Ésa es la
manera de obedecer la ley de Cristo.” Gálatas 6:2 TLA
l)
Que tu vida este lleno de actos amables.
“Dios los ama mucho a ustedes, y los ha elegido para que formen parte de
su pueblo. Por eso, vivan como se espera de ustedes: amen a los demás, sean
buenos, humildes, amables y pacientes.” Colosenses 3:12 TLA
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