a)
El compromiso de Caminar con Dios:
“Entonces le dijo el Señor: —¿Te has fijado en mi siervo Job? No hay nadie
en la tierra como él, que me sirva tan fielmente y viva una vida tan recta y
sin tacha, cuidando de no hacer mal a nadie.”
Uno de los retos
más apasionantes de la vida de un hombre es lograr convertirse en amigo de
Dios. Desde Adán hasta Abraham, de Isaac a Moisés, los jueces, reyes,
sacerdotes y profetas, Él siempre ha buscado estar cerca de su creación,
dándonos la oportunidad de acceder a su Presencia y realizar una conexión que
permite escuchar su voz, hablar y exponer nuestro camino y expectativas,
establecer planes, obedecer su voz.
A la vez que es un
privilegio, es un reto diario en la que debemos mejorar nuestro grado de
integridad, honestidad, fidelidad y lealtad, porque Dios nos pide un estándar
que cada día debemos lograr alcanzar. Nuestra “fe” tibia puede impactar
negativamente en el futuro espiritual de nuestra familia, ya que los cimientos
deben estar bien colocados y cada día se deben esforzar. Dios le aconsejó a
través de Moisés a que la mejor forma de lograr que la familia logre estar
cerca de Dios es:
a) Liderar el proceso de aprendizaje
(Conducirlos a Dios)
Los padres, pero en
este caso, el hombre debe guiar a su familia al correcto uso de la Escritura,
que comprendan la fe, no como algo impuesto, sino algo necesario para salvar su
vida del castigo eterno y transitar esta vida siendo cada día un representante
de Cristo en la Tierra, por ende, una mejor persona cada día. Esto sólo se
logra con una lectura comprensiva de la Palabra de Dios.
“Apréndete
de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado, 7 y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo
lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te
acuestes. 8 Escríbelas en tiras de
cuero y átalas a tu brazo, y cuélgalas en tu frente. 9 Escríbelas
en la puerta de tu casa y en los portones de tu ciudad.” Deuteronomio 6:6-9
b) Ser íntegro:
Cuando las palabras expresan lo que se vive, se genera un
poder de convencimiento que no hay forma de vencerlo. En ese sentido, el padre
debe de disfrutar estar en la Presencia de Dios para que sus hijos entiendan el
deleite de ese acercamiento y de esa forma, ellos puedan por voluntad propia
desear alcanzar una vida de intimidad con Dios.
“Una vez
terminado el ciclo de los banquetes, Job se aseguraba de que sus hijos se
purificaran. Muy de mañana ofrecía un holocausto por cada uno de ellos, pues
pensaba: «Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido en su corazón a Dios.»
Para Job ésta era una costumbre cotidiana.” Job 1:5 TLA
Es por ello que,
antes de ser guía de nuestra familia, debemos establecer una relación más
fuerte con Dios y esto se puede lograr a través de:
1) Un corazón sincero:
Dios ama la
sinceridad y desecha la hipocresía. Estar cerca de Dios implica vaciar nuestra
vida y mostrarla tal cual es delante de Su Trono, sin ocultar nada, sin
máscaras. Demostrar lo que somos (incluyendo lo bueno y lo malo) para que Él lo
moldee conforme a su propósito.
Sin sinceridad es
muy difícil poder caminar con Dios, no porque él no quiera, sino porque tratar
de esconderle nuestras intenciones, sentimientos, pensamientos y emociones, lo
que nos implicará siempre mantener una distancia para no ser “señalado” según
nuestra visión. La sinceridad es el primer eslabón para alcanzar estar cerca de
su corazón.
“Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi
Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente.” Salmos 51:17 TLA
2) Establecer una proximidad (No perder el contacto)
Dios ama estar
cerca del hombre. No es un héroe que se esconde después de una proeza, no es la
estrella de cine que vive permanentemente con anteojos de sol para que no le
vean a los ojos y sólo permite cortas participaciones y visitas a las “personas
de carne y hueso”. Él no es así. Sabe que el hombre por su propia cuenta no
puede estar cerca debido a su pecado, pero nos dio a su Hijo para que lleguemos
a Él con la confianza necesaria de que
está dispuesto a escucharnos.
La mejor forma de
no perder el contacto, es leer Su Palabra y conversar con Él. Eso debe ser un
hábito diario en el que ese círculo se fortalece y podemos entender sus fines,
planes y a la vez podemos compartir nuestros intereses y verificar si es lo
correcto para nuestra vida.
“Entonces
el Señor pensó: «Debo decirle a Abraham lo que voy a hacer, 18 ya que él va a ser el padre de una nación grande
y fuerte. Le he prometido bendecir por medio de él a todas las naciones del
mundo. 19 Yo lo he escogido para que
mande a sus hijos y descendientes que obedezcan mis enseñanzas y hagan todo lo
que es bueno y correcto, para que yo cumpla todo lo que le he prometido.»”
Génesis 18:16-19 DHH
3) Invierte tiempo, recursos y emociones
Ocúpate en lo
mejor, cada día, entrégale cada momento lo mejor, que Dios pueda ver que tienes
un interés genuino de compartir tu vida. Esto te llevará a renunciar a muchos
deseos propios, que tienen un fin egoísta. Sin embargo, cada día estarás más
cerca de su corazón.
“Pero el rey David respondió: —Te lo
agradezco, pero tengo que comprarlo todo por el precio exacto, pues no te voy a
quitar lo tuyo para dárselo al Señor y ofrecerle un holocausto que no me haya
costado nada.” 1ª Crónicas 21:24 DHH
4) Crea un vínculo de confianza.
Encomienda tu pasos
a Dios, déjalo que tome el control de tu vida y cada día será algo grande.
“Después
Jacob hizo esta promesa: «Si Dios me acompaña y me cuida en este viaje, y me da
comida y ropa, 21 y me hace volver sano y
salvo a la casa de mi padre, entonces será mi Dios.” Génesis 28:20-21
TLA
5) Siembra y construye.
David caminó con
Dios en cada momento de su vida, lo alabó, glorificó y entregó su vida a
agradarlo con todas sus fuerzas. Construyó una relación basada en un amor
mutuo, jamás se interesó en lo que Dios podía darle; en cambio, este joven
pastor siempre le entregó todo.
“Si no
quieren serle obedientes, decidan hoy a quién van a dedicar su vida. Tendrán
que elegir entre los dioses a quienes sus antepasados adoraron en Mesopotamia,
y los dioses de los amorreos en cuyo territorio ustedes viven ahora. Pero mi
familia y yo hemos decidido dedicar nuestra vida a nuestro Dios.” Josué 24:15
TLA
6) Hazle saber cuánto te importa:
Dios sabe que lo
amas, pero no hay nada mejor que hacérselo saber con un pequeño detalle. Puede
ser una alabanza, renunciar a un mal hábito, servir en un ministerio. No
importa lo grande o lo pequeño, lo importante es la intención del corazón.
“Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví,
sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y dejándolo
todo, se levantó y le siguió.” Sn. Lucas
5:27-28 RVR 1960
Así puedes lograr llegar a tocar Su Corazón. Toma en cuenta
estos consejos para que cada día puedas ver la mano de Dios y logres caminar
con Él.
2 Comentarios
Excelente articulo mi hermano, es verdad como tu dices es todo un reto pero no imposible
ResponderEliminarAsí es, Enghels. Caminar con Dios es un beneficio que implica una enorme responsabilidad.
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