La tenacidad destruye
los obstáculos colocados por la indecisión.
“Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza
entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar.
Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste
en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y
fortificadas.
Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho.” Josué
14:11-12 RVR1960.
Si puedes, serás capaz;
si no lo intentas, jamás lo lograrás.
“El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no
segará.” Eclesiastés 11:4 RVR1960.
Sólo un corazón
perdonado puede saborear la dulzura de la misericordia y el que perdona se
deleita compartiendo la hermosura de la gracia.
“Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su
padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le
besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no
soy digno de ser llamado tu hijo.
Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y
poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque
este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y
comenzaron a regocijarse.” Sn. Lucas 15:20-24 RVR1960.
La gracia no exigirá
venganza, siempre solicitará compasión.
“Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed,
dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su
cabeza.” Romanos 12:20 RVR 1960.
La anchura del amor de
Dios está conformada por su universalidad multiplicada por su eternidad.
“Seáis
plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la
longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que
excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.”
Efesios 3:18-19 RVR1960.
El perdón sana, la
reconciliación transforma al rival en amigo.
“Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos
y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones
la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban.
Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos
aquí por siervos tuyos.
Vosotros pensasteis
mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para
mantener en vida a mucho pueblo.
Ahora,
pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los
consoló, y les habló al corazón.” Génesis 50:17-21 RVR1960.
El único riesgo que no
debes de correr es el de no arriesgarse.
“Quien corta piedras, se hiere con ellas; el que parte leña, en ello
peligra.” Eclesiastés 10:9 RVR 1960
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