El tamaño de nuestros
problemas es inversamente proporcional al tamaño de nuestra fe. Más fe,
problemas pequeños. Menos fe, grandes problemas.
“Pues todo hijo de Dios
vence a este mundo de maldad, y logramos esa victoria por medio de nuestra fe.”
1ª Juan 5:4 NTV
La preocupación es ese
ladrón que asalta tu tiempo, hurta tu tranquilidad y se convierte en el
obstáculo que no te deja avanzar.
“Deja tus
preocupaciones al Señor, y él te mantendrá firme; nunca dejará que caiga el
hombre que lo obedece.” Salmos 55:22 DHH
Para el romántico, el
amor es un estado. Para el positivo, es una bendición. Para el precavido, es un
refugio. Para el rencoroso, es un estorbo. Para quién ama, es eterno. Para
Dios, es Su Regalo a la Humanidad.
“Los
perdonaré por haberme abandonado; les daré el regalo de mi amor.
Mi furia contra ellos ha desaparecido.” Oseas 14:4 PDT
La adversidad es la
única capaz de pulir el corazón de un campeón.
“Tú
llevas la cuenta de todas mis angustias y has juntado
todas mis lágrimas en tu frasco; has registrado cada
una de ellas en tu libro. Mis enemigos emprenderán la retirada cuando yo clame
a ti por ayuda. Una cosa sé: ¡Dios está de mi lado!”
Salmos 56:8-9 NTV
“Pero los
demás hombres que exploraron la tierra con él, no estuvieron de acuerdo:
—¡No podemos ir contra ellos! ¡Son más fuertes que nosotros!”
Números 13:31 NTV
Sólo aquel que no le
teme a la derrota, es capaz de sobreponerse a ella.
“Dios está conmigo: no
tengo miedo. Nadie puede hacerme daño,” Salmos 118:6 TLA
“Fortaleza y honor son
su vestidura; Y en el día postrero reirá.” Proverbios 31:25 RVA
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