“Así que
Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes
saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y
los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos.
Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder
entre ustedes deberá ser sirviente.” Mateo 20:25-26 NTV
El liderazgo es tema que siempre despierta interés. En la actualidad, se
confunde el término liderazgo con el de un caudillo. El caudillo es aquel que
usa su poder para liderar a un grupo de personas para que estas sigan sus
ideales y lo acompañen en su lucha. Observe con cuidado el concepto. Su poder.
Sus ideales. Su lucha. Es una autoridad egoísta. El eje de todo. La única
esperanza. La tapa del océano. Sin embargo un líder no es así. Su influencia no
es para lograr los mejores dividendos. Su liderazgo no se basa en el carisma.
Ni mucho menos en el temor. Su propósito es lograr que todos los del equipo
consigan mejorar. La visión no es propia, es compartida. Va más allá de
simplemente una posición. Jesús le dijo a su equipo: “El que quiera ser grande que se ponga a servir.”
Es por ello que si nos encontramos en una posición de liderazgo o guía,
es necesario evaluar si somos simples caudillos o de verdad estamos en el
camino correcto de convertirnos en líderes que cumplan con el plan de Dios para
la vida de su comunidad. He aquí algunas diferencias:
- El caudillo somete, el líder inspira.
- El caudillo suma seguidores, el líder forma y capacita a nuevos líderes.
- El caudillo basa su liderazgo en su carisma, sin embargo, un verdadero líder no se acomoda a sus dotes naturales, sino que sigue desarrollándose con un pensamiento de mejora continua.
- El caudillo no admite errores, utilizando todas las oportunidades que tenga para avergonzar a sus seguidores frente a todos para demostrar su autoridad. El líder demuestra su autoridad utilizando las faltas como experiencias de aprendizaje, conduciendo a su equipo a reflexionar y ajustar las acciones correspondientes para que situación negativa sea el fertilizante para nuevas y mejores ideas y personas más sabias.
- Un caudillo obtiene ganancias de su puesto para mejorar su calidad de vida. El líder invierte en los demás, de forma tal, que los demás puedan mejorar su vida en todos los aspectos.
- Un caudillo tiene una visión personal en la que se sirve de sus seguidores para conseguirla, pero un líder de verdad, establece una visión compartida por su equipo, en la que todos forman parte del esfuerzo y todos tienen recompensa igual en el éxito.
- El caudillo utiliza la fuerza y el temor como símbolo de poder, doblegando a quién no se deja dominar, mientras que la marca de un líder excepcional es la influencia.
- El caudillo promete ideales y sueños propios. El líder propone planes reales con metas alcanzables de impacto significativo para todo el equipo.
- El caudillo actúa por impulsos, el líder desarrolla una estrategia clara y trabaja para clarificarla.
- El caudillo está siempre lejano a sus seguidores, el líder vive con su equipo.
- El caudillo no permite ser cuestionado por sus malas decisiones, errores o cualquier yerro, un líder debe ser capaz de escuchar efectivamente, abierto a las críticas y debe saber enmendar.
- El caudillo al verse acorralado, siempre abandona su causa. El líder es perseverante, en medio de la tormenta.
- El caudillo le gustan los reconocimientos, los flashes, los reflectores, mientras que un líder no importa darle la espalda al mundo para que su equipo se luzca y haga un atrabajo bien hecho.
- El caudillo habla, el líder actúa.
- El caudillo culpa a los demás de los errores, el líder toma la responsabilidad de mejorar el trabajo de todos.
- El caudillo hace lo necesario. El líder siempre hace lo extraordinario.
- El líder saca lo mejor de su equipo, mientras que el caudillo es un vampiro de talentos.
- Un caudillo se coloca en las primeras posiciones. El líder está en el lugar correcto en el momento indicado.
- El caudillo no le importa los problemas de sus seguidores, le interesa lo bueno que puede obtener de ellos, mientras que el líder no mira a su equipo como simples fichas de ajedrez que deben moverse a su conveniencia, sino como personas con debilidades, virtudes y necesidades.
- El caudillo no sabe cuál es el momento oportuno para dar el paso al costado para que una nueva generación de líderes tomen el control. Un líder entiende que la sucesión es un proceso natural, preparando al nuevo líder, dándole seguimiento a la visión y al final convirtiéndose en un asesor de lujo para continuar con ella.
- La visión del caudillo muere con él. El legado del líder permanece.
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