Susurro del Cielo: 10 Cosas de las que Debemos Despedirnos. ¡Nuevo! (1a Parte)




10 cosas de las que debemos despedirnos.

Las cargas reducen nuestras fuerzas, ya que, alguien que acostumbra a ser un doble esfuerzo para llevar una carga se acomoda a ello y percibe que tiene las fuerzas suficientes para llevarlo, pero su avance siempre es lento y el dolor es continuo. Mucho nos situamos en la vida en el área de llevar cargas absurdas, que no nos sirven para tener una vida como es digna de Dios. Pablo era consciente de ello y,  en muchas ocasiones hacía referencias a despojarse, dejar, renunciar, deponer y entregar todo aquello que no permitía a sus lectores caminar según lo que Dios deseaba para sus vidas. A la iglesia de Éfeso le escribió lo siguiente: Por eso, deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos. Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar, y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad.” Efesios 4:22-24 DHH.
Al escudriñar con detenimiento el pasaje nos damos cuenta que Pablo hace un llamado a un cambio radical del interior, no solo de una cosas, sino de todo. Muchos seguimos arraigados a pensamientos de derrota, con amargura por el dolor pasado, la soberbia de victorias anteriores, la estima baja debido a rechazos y malos tratos de nuestra niñez y juventud. Lo que hace que nuestro andar por la vida sea lacónico y sin lograr avanzar al propósito del Señor para nuestras vidas.
De todo lo anterior, es necesario despedirnos y dejar esos “bultos” frente a la Cruz. Es por ello que estas son algunas cosas que debemos de dejar de coleccionar y enfrentar la vida con nuevos bríos:

  1. Deshazte de la Mala Actitud.
Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos.” 2ª Corintios 4:8-9 NTV.

Estas palabras solo pueden ser dichas por un campeón. Une la dificultad, con la persistencia. La incertidumbre, con la paciencia y la fe. Ensambla la impotencia humana con la invencibilidad divina. Conecta el dolor del fracaso, con las fuerzas de la determinación. Esto es una buena actitud. Anthony D´Angelo dijo: “Vayas a donde vayas, no importa el tiempo, lleva siempre tu propia luz.”.
Desecha la mala actitud. El negativismo. La falta de fe. Sonríe y emprende. Camina con osadía. Detente con prudencia y avanza con fe. Muchas voces tratarán de dominarte y hacerte regresar a tu actitud anterior. Dependerá de nosotros mismos ver el tamaño de nuestro problema, de nuestra meta, del futuro o ver que lo que estamos atravesando es algo que será bendición más adelante. Todo es cuestión de perspectiva. Recuerda que un pueblo nómada llegó a tener posesión de la Tierra Prometida. Un pastor de ovejas llegó a ser primer ministro de una gran Potencia Mundial. Un simple fabricante de tiendas revolucionó la cultura de todo el mundo conocido. Renuncia a la mala actitud y camina con fe a tomar la promesa de Dios.

  1. Destierra el desánimo y la tristeza.
¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón?

¡Pondré mi esperanza en Dios!

Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!” Salmos 42:11 NTV

El desánimo es el cáncer del espíritu. Carcome las fuerzas y la voluntad de tal forma que, va asesinando la pasión interna que nos conduce a caminar hacia realizar la voluntad de Dios. Al final, nos derrumba y desarrolla un estado permanente de tristeza y depresión. Ese desánimo nace cuando confinamos a nuestra fe a convertirse en un artículo en desuso. Salomón escribió en el libro de Eclesiastés: “Esto es otro problema muy serio: las personas no se van de este mundo mejor de lo que llegaron. Todo su esfuerzo es en vano, como si trabajaran para el viento. Viven toda su vida bajo una carga pesada: con enojo, frustración y desánimo.”

El antídoto del desánimo es la esperanza. No en nuestras fuerzas, capacidades o apoyo de otras personas. Es en Dios. La confianza que Dios tiene el control. La esperanza que Él nunca nos desamparará. La seguridad que sabe lo mejor. La convicción que nunca nos dejará solo. Podrán venir vientos, tormentas, cataclismos que toquen los cimientos de nuestra vida, pero si estamos enfocados que nuestra vida depende de Él, todo lo que viene será pasajero. En Hebreos 12:2 está escrito:  Fijemos nuestra mirada en Jesús, en quien la fe empieza y termina. En vez del gozo que podía haber tenido, sufrió la muerte en la cruz y aceptó la humillación como si no fuera nada. Después se sentó a la derecha del trono de Dios.”

  1. Pelea contra el pecado.
¡Todas esas personas están a nuestro alrededor como testigos! Por eso debemos dejar de lado el pecado que es un estorbo, pues la vida es una carrera que exige resistencia.” Hebreos 12:1 NTV.

No es fácil hablar del pecado porque siempre hay señalamientos. Hay mal olor. Hay muerte. Esto es debido a que el pecado genera culpa. Desarrolla dolor. Obstruye la gracia de Dios. Empieza como una pequeña grieta y termina con una destrucción total. Nos dice que somos demasiado buenos y que debemos bajar la guardia pero cuando nos seduce y nos atrapa, nos dice que no somos merecedores del perdón. El pecado no es una bomba que estalla, es una pequeña gota que va minando hasta destruir la imagen de Dios en nosotros. Germina, permanece, llenándonos de culpa, vergüenza que se termina disfrazando de orgullo.

¿Cómo escapar de las garras del pecado? Solo hay una fórmula. Reconocer el poder de la Gracia de Dios y arrepentirnos. No tenemos los méritos suficientes para llegar ante Dios. Nacimos en pecado. Nuestra sangre está contaminada. Para salvar nuestro pellejo, mentimos. Para tratar de controlar nuestra codicia, robamos. Para evitar ser castigados, nos alejamos. Solo Su gracia puede limpiarnos y allí deben surgir las dos ideas antes mencionadas. Reconocer que Dios es el único capaz de librarnos y llegar con sinceridad de corazón colocando nuestras cargas delante de Él. Debemos abandonar el pecado para recibir vida y salvación que solo viene de Dios. No viviremos sin pecar, porque somos imperfectos, pero si desechamos el pecado no tendremos una vida de pecado, que solo nos llevará a la muerte eterna. Pablo escribió: “Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.” Romanos 3:23 NTV

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