“Pero tú debes ser fuerte y valiente, porque serás tú quien
guíe al pueblo de Israel para que reciba el territorio que les prometí a sus
antepasados.” Josué 1:6 TLA
Todos soñamos. No hay ninguna persona en este mundo que no
aspire a conquistar algo. Todos queremos ser mejores personas. Algunos tienen
sueños nobles, otros más hedonistas. Estas palabras son para personas con
sueños inspiradoras. Sin embrago, lograrlo cumplir esos sueños, no es cosa sencilla.
Las victorias por casualidad son pocas y esporádicas. En nuestra América Latina
estamos acostumbrados a la improvisación y a obtener los resultados según lo
que salga. Nos gustan los buenos resultados con pocos esfuerzos. Sin embargo,
eso queda como una anécdota más. Para ser fuerte se necesitan años y años. Como
la historia de los hongos y el roble. Para tener un hongo se necesitan 24
horas, para tener un buen roble (árbol) más de 100 años. Así es en la vida, un
legado se construye con base al esfuerzo, preparación, motivación y
seguimiento, es por ello que se proponen 11 hábitos que deben liderar nuestra
vida para que más temprano que tarde nuestros sueños se conviertan en realidad:
1. Tener una preparación de calidad.
El
talento por sí solo no es suficiente. Para ser una mejor persona se debe tomar
tiempo para aprender, capacitarse y formarse. Grandes campeones como Bobby
Fischer leían muchos libros y enseñaban jugadas de ajedrez. Michael Phelps para
ganar sus 22 medallas en juegos Olímpicos practicaba 5 horas diarias.
Probablemente con su talento eran buenos, con preparación fueron mejores. No te
lamentes en el esfuerzo de la preparación, los grandes sueños se labran en el
taller de la capacitación.
Más esfuerzo, menos frustración |
2. Vencer la pereza y la holgazanería.
Salomón
escribió: “Por la pereza se hunde el techo; por el ocio gotea la casa.” Eclesiastés
10:18. Mientras más televisión, juegos e internet roben tu tiempo, esos sueños
que una vez se engendraron en el corazón, no serán más que frustraciones, dolor
y lamentos que señalarán no haber aprovechado el tiempo. Cuando nos cansemos de
descansar, no cabe duda que alcanzaremos mejores resultados en cualquier área
de la vida.
3. Entrenar fuerte.
Un
buen entrenamiento hace campeones. Cassius Clay Jr dijo: “Odié cada minuto de entrenamiento, pero me dije; “no
abandones. Sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón” Entrenar con
propósito ayuda al aprendizaje. Cada experiencia de vida, cada consejo, cada
situación que se tome en serio, nos fortalecerá nuestro carácter, reconducirá
nuestro liderazgo, mejorará nuestra fe y renovará nuestra pasión.
4. Quitarse la idea de ser el héroe.
La
humildad es básica e imprescindible para un campeón. Recuerda que así como
otros te necesitan, tú los necesitas a ellos. El orgullo te quitará la visión
de lo más importante y te conducirá a sentirte imprescindible, cuando no es
así.
5.
Desarrollar metas a corto, mediano y
largo plazo.
Sin
metas, cualquier resultado es bueno. Con una meta específica se logra enfoque,
mejora y acción. No gastes esfuerzos a ciegas, ya que cuando sabemos a dónde
nos dirigimos, el tiempo, los recursos se ahorran y se pueden utilizar para
mayores beneficios en el futuro.
6.
Destruir los pensamientos mediocres. William Maugham dijo: “Sólo una
persona mediocre está siempre en su mejor momento” La mediocridad siempre mide
hacia abajo, no le importa, nada más que sentirse mejor que otros, sin embrago,
siempre nos llevará a la pereza.
7.
Dar un paso a la vez.
Avanza. Con seguridad, pero avanza. La
prudencia no significa parálisis para medir la conveniencia, es prepara cada
paso y darlo con seguridad de que cada vez estamos más cerca de la meta.
8. Trabajar la estima.
Nunca
te consideres más que nadie, porque la soberbia siempre atrae a la vergüenza y
la estima baja produce mediocridad. Pablo le dijo a Timoteo: “No permitas que
nadie te subestime por ser joven. Sé un ejemplo para todos los creyentes en lo
que dices, en la forma en que vives, en tu amor, tu fe y tu pureza.” 1ª.
Timoteo 4:12. En la medida que tus actos demuestren que deseas desarrollarte y
crecer las personas se sentirán confiadas en tus obras.
9. Fracasar (pero no ser un fracasado).
El
fracaso debe ser aprendizaje continuo. Fracasar debe ser un impulso para saber
qué hacer y cómo no hacerlo. Fracaso es llorar y recordar siempre esos errores.
10.Determinación firme.
Mientras
más determinado, más motivado estaremos. La determinación es fe disfrazada de
esfuerzo y vitalidad.
11.Convicciones fuertes.
Con
convicciones fuertes, soplarán los vientos de la crítica, caerán las tormentas
del desánimo, vendrá el ladrón de sueños, (la comodidad) y el llamado se
mantendrá.
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