Susurro del Cielo: Consejos para salir de la Zona de la Comodidad. (No. 2)



 Desafía el Status Quo

La sabiduría popular nos dice: “Nadie se ha lamentado toda su vida por lo que intentó, sino por lo que dejó de hacer.” Y esta es una verdad muy certera. Dar el primer paso es lo más complicado. Tomar la decisión de abandonar la zona cómoda, nos llenará de expectativas y temores. La duda se presentará en cada esquina provocando pensamientos  que nos hagan reñir con la decisión tomada: ¡Me hubiera quedado como estaba!, ¡nunca me imaginé que costará tanto!, ¡renunciaré en este momento!, ¡estaba mejor antes! Nos querrá hacer retroceder y plantearnos regresar o quedarnos y nos avanzar. Sin embargo, para tomar riesgos debemos realizar algunas de las siguientes actividades:

            A)   Vencer el Temor:
El temor paraliza, hace perder el enfoque y mina nuestra fe. Hace que nuestra mente se divida y la motivación inicial se pierda. El temor es parte de la vida. Forma parte de nuestros mecanismos de defensa, en la cual debemos tomar una decisión. Abrazarlo o enfrentarlo. Al abrazarlo, perdemos. Al enfrentarlo, nos damos cuenta de sus debilidades. Es un simple espejismo. Su tamaño depende del valor que le demos. Adopta la posición que le demos en nuestra vida. Su impacto es proporcional a la influencia que tenga sobre nuestras decisiones.

La mejor forma de vencerlo es a través de una determinación sana y una fe inquebrantable. La determinación de establecer que estrategias se tomarán, que caminos se seguirán y desarrollar un esfuerzo de gran envergadura para a atravesar los caminos más complicados. Además, se deberá enfocar las fuerzas en la fe, pero no una fe basada en nuestras capacidades, sino en el poder de Aquel que nos amó y espera cumplir su propósito en nuestra vida. Al final, si se unen estas dos (determinación y fe), el temor tendrá que huir. Sin embargo, será una batalla cruenta. Habrá dudas. Habrá momentos complicados. Sin embargo, existe una garantía que siempre funciona y es no dejarse minar. Esto nos hará invencibles.

           B)   Dar el primer paso:
Luego de vencer el temor, saldrá un nuevo enemigo a la escena: La duda. El temor paraliza, la duda, trata de destruir los planes. Es un enemigo más fuerte, porque no solo trata de detenernos, sino que lucha porque se aborte por completo la misión que se desea llevar a cabo. No desea que pongamos manos a la obra. Sabe que motivados y seguros, es muy complicado dejar de luchar.

Este es el punto sin retorno. Emprender implica valentía. Habrá errores pero también aciertos. Habrá obstáculos, sin embargo, habrá puertas abiertas. Sólo es cuestión de empezar. Sam Walton dijo: “Tener grandes expectativas es la clave de todo.” Esto será clave en la vida. Determinará nuestro futuro. Hará que dentro de 5 años nuestras conversaciones estén llenas de “hubiera…”, “si hubiese…” o de “Gracias a Dios, logré llegar hasta el final.”

Recuerda que la prudencia no es equivalente de esperar el mejor momento. Esos “momentos” casi nunca llegan. La prudencia es la capacidad de conectar la fe con la acción y saber que lo mejor de nosotros, puede obtener lo mejor de esta vida. Así que emprende tu salida de la zona cómoda y verás un bosque lleno de sueños, metas y ambiciones con una serie de obstáculos que provocarán un desarrollo de la fe, mejora de nuestro carácter y formador de corazones valientes y entregados.

             C)   No desmayar.
La siguiente etapa para atreverse es dar el segundo paso. Muchas veces lo complicado no es empezar, sino permanecer. El esfuerzo implica un derroche de energía mental y física que al no ser renovada, implica un agotamiento que se traduce en desánimo. Nos hará flaquear nuestras fuerzas y nos cuestionará las motivaciones. Todo esto con el propósito de debilitar la pasión.

Por lo que es importante, renovar nuestra visión, esto se traduce en visualizar nuestra meta, reenfocarnos y continuar, diciendo al desánimo: ¡No podrán contra mi voluntad, mi determinación es grande y mi fe jamás decaerá.”

             D)   Mantén la motivación inicial:
La motivación es la fuente inagotable de energía que nos hará entrar a la zona de aprendizaje y sacar lo mejor de ella. En este punto, debemos incentivarnos siempre a la acción. Se deben medir los avances y celebrarlo. Si logramos leer nuestro primer libro por completo, es momento de festejar. Los triunfos deben alentar a nuestro corazón para que no desfallezca y los fracasos deben ser motivadores de reflexión para verificar qué decisiones fueron incorrectas, qué actividades nos desvían y si hicimos uso efectivo de los recursos con los que contamos. De tal forma que la próxima vez este aprendizaje nos conduzca a estar cada día más cerca del propósito planteado. Al final, el riesgo se verá como una puerta de bendición (oportunidad lo llamarán otros) que se abrió y nos llevo a ser CONQUISTADORES DE PROMESAS.

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