1. Perdona.
Perdónate, perdona a quién te hirió, pide perdón por las heridas causadas. No hay mejor elixir para el alma que una buena dosis de perdón.
Ese perdón no es un sentimiento ni una emoción. Es una decisión que puede parecer amarga al principio pero que tiene una dulzura que te hará disfrutar la ida sin ninguna carga destructiva.
Es importante mencionar que al no perdonar te encierras en una cárcel de la cual andas llavando la llave para salir del mismo. Al hacerlo evitarás que el rencor crezca en tu mente y llenes tu vida de lo mejor.
2. Ama arriesgadamente.
Max Lucado en su libro "Y los Ángeles Guardaron Silencio" escribió: "Hay un tiempo para el amor arriesgado. Hay un tiempo para gestos extravagantes. Hay un tiempo para derramar tu afecto en una persona que amas. Y cuando llegue el momento, agárralo, no te lo pierdas"
No dudes en dar a entregarlo porque es la única cosa en el mundo que al entregarlo, se llena más. No esperes el momento indicado. El mejor momento es hoy. Toma la decisión de abrazar, mostrar afecto, regala una caricia, un beso, un momento, presta tus oídos, declara tu amor.
Parece demasiado arriesgado pero solo quién arriesga tiene la oportunidad de saber que es ganar y la satisfacción de haberlo dado todo. No dudes en desafiarte a disfrutar el mayor regalo de Dios para la humanidad: El amor.
3. Sonríe.
La sonrisa es la forma que tu cuerpo grita al mundo: ¡Estoy bien! Es una marca de que apesar de la adversidad, no te mueves por lo que sucede, sino que caminas por fe.
Es la manera de expresar que tu vida está llena de lo mejor. Qué estás en paz y que deseas ser cada día mejor. La sonrisa es el mejor regalo para los demás. Jacinto Benavente expresó: "Nada prende tan pronto de unas almas a otras como la simpatía de la risa".
Es contagioso. Es lo mejor. El apóstol Pablo dijo: ¡Vivan con alegría su vida cristiana! Lo he dicho y lo repito: ¡Vivan con alegría su vida cristiana!
No dudes en sonreír. Proporcionará una descarga de frescura para tu corazón.
4. Entrega lo mejor de ti en cada momento.
De esto no hay nada más que decir. Salomón dijo: "Y todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, que es donde irás a parar, no se hace nada ni se piensa nada, ni hay conocimientos ni sabiduría." Eclesiastés 9:10 DHH
La satisfacción de hacer lo mejor cada día es la mejor emoción que nos podemos llevar a nuestra cama. El tomar la decisión correcta nos hará sentirnos bien con nosotros y nuestros valores. Lograr mantener firme los ideales y convicciones nos hará disfrutar de una vida íntegra y sin faltas.
No dudes en dar el 100%. Que tu siembra tenga una enorme cosecha en la eternidad.
5. No busques acumular prefiere dejar un legado.
Los grandes reyes que fueron enterrados con sus riquezas, las tienen en el mismo lugar. En la eternidad no las pueden usar. Acumular cosas nos sirve para tener un estatus pero al final no nos podremos llevar nada.
Aquello eterno y valioso es el legado que dejas. Puede ser integridad, satisfacción, valores, valentía, arrojo. No puedes quedar sin disfrutar de ello. La mayor riqueza es la que nos hace disfrutar todo lo que tenemos sin ser ahogados por la envidia, la avaricia o la codicia.
6. Siembra:
Salomón dijo: "Echa tu pan al agua; después de algún tiempo lo encontrarás.
Comparte lo que tienes lo más que puedas, pues no sabes el mal que puede venir sobre el país.
Si las nubes están cargadas, la lluvia cae sobre la tierra.
Caiga el árbol al norte o caiga el árbol al sur,
en el lugar donde caiga allí se habrá de quedar.
El que mira al viento, no siembra, y el que mira a las nubes, no cosecha.
Así como no sabes por dónde va el viento, ni cómo se forma el niño en el vientre de la madre, tampoco sabes nada de lo que hace Dios, creador de todas las cosas.
Siembra tu semilla por la mañana, y por la tarde siémbrala también, porque nunca se sabe qué va a resultar mejor, si la primera siembra o la segunda, o si las dos prosperarán." Eclesiastés 11:1-6
No hay nada más que agregar. Siembra la semilla que tienes. La cosecha podrá tardar pero llegará y te llenará de satisfacción.
7. Disfruta tus errores.
Con esto no digo que vivas en un clima de falta de esfuerzo y que te hagas acompañar de la mediocridad. Esta idea no va hacia ese rumbo. Esto se enrumba hacia la capacidad de evitar la frustración por las derrotas. Es necesario levantarse y continuar a pesar del dolor, frustración y desánimo.
Mira los errores como fieles compañeros de viaje, que estarán allí y tendrán una lección que pretende ayudar a fortalecer tu fe, modelar el carácter y mejorar el liderazgo.
Recuerda que: "Los justos podrán tropezar siete veces, pero volverán a levantarse. En cambio, basta una sola calamidad para derribar al perverso." Proverbios 24:16
8. Cumple tus promesas.
Haz que tu palabra valga la pena y que la verdad sea su fiel escudero. Que tus palabras sean bendición e impacten positivamente en la vida de muchos. Salomón dijo: “Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.” Eclesiastés4:4-5 RVR1960.
9. Permanece.
Habrá momentos en que sentirás que todo está perdido, pero persiste. El desánimo tocará a tu puerta y tratará de empujarte hacia olvidar la meta. Vuelve a intentarlo. Serás feliz de hacer cosas que creías que eran imposibles. Sólo continua y lucha hasta el final. Pablo dijo: “No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús.”
10. Vive para agradar a Dios.
Nuevamente Salomón nos deja una bella reflexión sobre la vida y su propósito:
“Aquí culmina el relato. Mi conclusión final es la siguiente: teme a Dios y obedece sus mandatos, porque ese es el deber que tenemos todos.” Eclesiastés 12:13 NTV
No vivas para recibir algo de Él. Eso parece muy egoísta. Hazlo por agradecimiento por lo que Él es para ti. Haz el bien. Max Lucado nos recuerda la belleza de su amor con este hermosos párrafo: “El amor de Dios nunca cesa. Jamás. Aun cuando le desdeñemos, le ignoremos, le rechacemos, le menospreciemos, le desobedezcamos, Él no cambia. Nuestro mal no puede disminuir su amor. Nuestra bondad no puede aumentarlo. Nuestra fe no se lo gana así como nuestra necedad no lo estorba. Dios no nos ama menos porque fracasemos ni más porque triunfemos. El amor de Dios nunca cesa.”
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