7 Versículos Maravillosos que Desafían Nuestra Vida (No. 110)

El gigante saldrá cada día a retarte. Podrá ser esa debilidad que te seduce cada semana. Podrá ser desánimo que te hunde en una búsqueda incesante de satisfacción. Podrá ser la duda que tratará de minar tu fe para que llegues derrotado a la batalla. 

El gigante tiene el nombre que deseamos entregarle: Venganza. Rencor. Soberbia. Estima baja. Te insultará. Te adormecerá. Te recordará tus errores. Se reirá de tu condición. Tratará de humillarte y que te enfoques en la diferencia de condiciones. Te mostrará que su capacidad de destruir es muy superior a tu capacidad de permanecer.

Es allí donde tu mirada debe ser hacia el Cielo. Será allí donde el jovencito que trae recados y comida se conecta con su destino divino. Cuando esos largos momentos de soledad en la Presencia de Dios tendrán sus frutos. Donde desafías las probabilidades humanas y apuestas todo al poder de lo Alto. Donde tu fe te hace pararte frente a ese gigante que carcome y genera miedo. Donde te encara pero tú respondes con palabras de vida. Donde se te acerca y en lugar de girar para emprender la huida, te abalanzas y tomas lo que tienes en tus manos para cambiar tu destino. Para humillarlo, para enseñarle Quién está a tu lado. Cuando dejas de ser un pastor olvidado en las llanuras y te conviertes en un guerrero. No por tus fuerzas ni capacidad, porque todo estaba en contra sino porque te apoyaste en el Señor. Confiaste que tus batallas se libran en la mente y depositas tu confianza en Aquel que te dice: ¡Yo estoy contigo, no temas, ni desmayes porque yo voy a donde tú vayas! 

Es donde haces que todo el mundo vea a Dios conquistando otra victoria más. Dándole toda lo que se merece. 

“Pero David le contestó: —¡Y tú vienes a pelear conmigo con espada, y flechas y lanza! Pues yo vengo en el nombre del Dios todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien te has atrevido a desafiar. Hoy mismo Dios me ayudará a vencerte, y te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo alimentaré a los buitres y a las bestias salvajes con los cadáveres de los soldados filisteos. ¡Y todo el mundo sabrá lo grande que es el Dios de Israel!” 1ª Samuel 17:45-46 

Cuando las circunstancias toman el control de nuestra vida, la llenamos de ansiedad. Cuando el amor propio lidera nuestras emociones, se instala la soberbia. Cuando enfocamos nuestro valor a lo que podemos llegar a tener, la envidia y la codicia detendrán tu avance. Al final, la ansiedad, la soberbia y la codicia solo estrecharán tu visión de ver lo que en verdad importa: Que Dios tiene el control de nuestra vida y desea nuestro bienestar. 

“Si Dios cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe?” Sn. Mateo 6:30 NTV 

La fe no es una varita mágica que te hará conseguir lo que deseas. la fe te mantendrá firme en la adversidad, te hará soportar los días malos, te dará paz cuando haya largos períodos de espera y te dará la serenidad para aceptar cuando Dios diga un dulce pero firme: ¡no! 

“Entonces él les tocó los ojos y dijo: —Debido a su fe, así se hará.” Sn. Mateo 9:29 NTV 

No te quejes de las heridas que te ha causado la vida. Quéjate de no tener el carácter suficiente para que esa herida cicatrice y muestre que puedes volver a empezar. 

“Pero no se inquieten ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido. Fue Dios quien me envió a este lugar antes que ustedes, a fin de preservarles la vida. Por lo tanto, fue Dios quien me envió a este lugar, ¡y no ustedes! Y fue él quien me hizo consejero del faraón, administrador de todo su palacio y gobernador de todo Egipto.” Génesis 45:5,8 

La adversidad prueba de qué está hecho nuestro carácter. Sabrá si somos tan frágiles como el cristal o tan consistente como el acero. 

 “Así, cuando su confianza en Dios sea puesta a prueba, ustedes aprenderán a soportar con más fuerza las dificultades.” Santiago 1:3 TLA Cuando obtengas un triunfo aléjate de él. 

No te encariñes porque te obligará a rendirle culto y a vivir de él. Cuando logres algo disfruta ese momento, pero no te olvides que siempre vendrá algo mejor. 

“Por eso, cuando vengan los buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando lleguen los tiempos malos ponte a pensar que todo viene de Dios, y que nunca sabemos lo que nos espera.” Eclesiastés 7:14 TLA 

El perdón nos quita la cobardía de querer vengarnos, nos libera de la carga de rencor y nos brinda la oportunidad de volver a sonreír y ser feliz. 

“Sin embargo, José los tranquilizó, y con mucho cariño les dijo: —No tengan miedo, que yo no soy Dios. Ustedes quisieron hacerme daño, pero Dios cambió todo para bien. Ustedes han visto ya lo que ha sucedido: Dios ha dejado con vida a mucha gente. Así que no tengan miedo. Yo voy a cuidar de ustedes y de sus hijos.” Génesis 50:19-21 TLA

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