Se acaba el primer mes del año y a muchos se nos han acabado las ganas de cumplir con los propósito que escribimos para este año. Según un estudio de la Universidad de Scranton, publicado por la revista Forbes, dice que el 75% de las personas que establecen propósitos para un nuevo año, los continúan trabajando al finalizar enero, pero que solo el 8% de ellos finalizan el año, victoriosos.
Muchos sueños quedan tirados por problemas, desinterés, desánimo, entre otras. Sin embargo, ese 8% de soñadores colocaron manos a la obra y están trabajando por hacer algo diferente. Cambiar su entorno. Transformar su futuro. Esos soñadores son aquellos que se pelean con las circunstancias para que no lo tomen y destruyan el plan de Dios para su vida.
Esos soñadores son esforzados y valientes. No le temen a nada y emprenden. Saben que lo que hacen hoy tendrá una recompensa mañana y que las consecuencias de quedarse esperando que las cosas sucedan es una vida llena de frustración y de tristeza.
Si deseas ser parte de ese 8% de elegidos, aquí hay algunas cualidades con las que cuentan los soñadores:
1. No se enfocan en las circunstancias, sino en tener la actitud correcta ante ellas.
Las circunstancias, los problemas y el entorno podrán parecer gigantes que tratan de desviar al soñador de su meta, sin embargo, no se queja de ello, sino que lo toma como un proceso de formación donde el carácter se forja, la fe se abrillanta, los talentos se mejoran y se disciplina el corazón. El soñador no se queda llorando porque fue un accidente de sus padres, no se queja de la separación de ellos, ni de sus necesidades financieras, sino que se goza que todo ello lo ayuda a ser mejor y a conquistar sus sueños. No se convierte en un esclavo de sus circunstancias, sino que se esfuerza porque su entorno le sirva de inspiración para conseguir lo que Dios le ha preparado.
“Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su plan.” Romanos 8:28 TLA
2. Tienen un corazón de conquistador.
Esto significa que abren brecha, creen en lo que hacen y ordenan sus prioridades para alcanzar. Tienen metas claras, hacen acciones estratégicas y operan como viendo lo conquistado. Los soñadores también tienen miedo, pero no los paraliza, lo enfrentan sabiendo que lo mejor siempre está por venir, solo es necesario trabajar fuerte, tener paciencia y saber avanzar. Avanzan sabiendo que hacen lo posible, que Dios toma esa fe y ayuda a alcanzar lo imposible. Alcanzan victorias y también tienen derrotas, pero esto solo es un aliciente para retomar el camino, replegar sus fuerzas y encauzar sus objetivos hacia el fin que Dios tiene preparado para ellos.
“puso guarnición en Edom, y todos los edomitas fueron siervos de David; porque Jehová daba el triunfo a David dondequiera que iba.” 1ª Crónicas 8:13 RVR1960
3. Aman el trabajo y se esfuerzan constantemente en hacer las cosas bien.
No hay un soñador que espere a que las cosas sucedan por el azar, la suerte o el destino. Son hacedores de historia. Toman decisiones, se enfocan y se encaminan con un fin en corazón: terminar la faena. No le hacen mala cara al trabajo, sino que siempre están dispuestos a dar la milla extra y tienen algo claro: No son perfeccionistas pero les gusta tratar de alcanzar la excelencia. A ellos los mantiene vivo su amor y su pasión por lo que hacen de manera que disfrutan cada momento dando una cuota de sudor que los lleve a un nuevo nivel.
“Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos.” 2ª Corintios 12:15 RVR1960
4. No se conforman.
Los soñadores no hacen concesiones con lo bueno. Siempre superan las expectativas y tratan de poner su listón cada vez más alto para lograr mejorar cada día. No solo son buenos con lo que hacen, sino que transmiten inspiración, conducen su vida con integridad y se sitúan como personas capaces pero con los pies en la tierra que todo lo que logran no se debe a sus capacidad o fortaleza, sino a la gracia de Dios y a las personas que lo han acompañado. Lo reconoce y lo aplaude. Parafraseando a Steve Jobs: “Los soñadores permanecen hambrientos, permanecen despeinados.”
“Y vino Gedeón al Jordán, y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas todavía persiguiendo.” Jueces 8:4 RVR1960.
5. Se arriesgan.
Los soñadores son atrevidos. Donde se les cierra una puerta, abren una ventana. Si la ventana se cierra, rompen un techo pero no pierden la pasión, ni dejan de apostarlo todo por su propósito. Muchos se ríen por su tenacidad, pero solo ellos son capaces de ver su sueño y por ello no dejan de enfrentarse a su realidad. Lo dan todo hasta el final no importando lo que se ponga enfrente. Se mantienen en constante aprendizaje y disfrutan del cambio. Como dijo John Maxwell: “No podemos llegar a ser lo que necesitamos permaneciendo en lo que somos.”
“Abraham confió en Dios, y por eso obedeció cuando Dios le ordenó que saliera de su tierra para ir al país que le daría, aun cuando no sabía hacia dónde iba. Abraham confió tanto en Dios que vivió como un extranjero en el país que Dios le había prometido. Vivió en tiendas de campaña, igual que Isaac y Jacob, a quienes Dios también les había prometido ese país.” Hebreos 11:8-9 TLA
6. Caminan por fe.
León Tolstoi dijo: “No se vive sin la fe. La fe es el conocimiento del significado de la vida humana. La fe es la fuerza de la vida. Si el hombre vive es porque cree en algo.” La fe dinamiza la vida de los soñadores, los hace emprender cuando todo parece sombrío, hace avanzar aunque haya una tormenta, nos hace escuchar la voz de Dios cuando dice: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Y nos hace responderle sin temores ni incertidumbre: «Aquí estoy yo, envíame a mí.» Nos hace tomar nuestras cosas y salir a una nueva tierra, no hace tomar a 300 e ir a la batalla contra 132,000. La fe nos hace pasar 13 años entre la esclavitud y la prisión mientras Dios trabaja en nosotros para luego ser Primer Ministro. La fe es la que nos encamina y nos hace alcanzar cosas que jamás nos habríamos imaginado.
“Por la fe esas personas conquistaron reinos, gobernaron con justicia y recibieron lo que Dios les había prometido. Cerraron bocas de leones, apagaron llamas de fuego y escaparon de morir a filo de espada. Su debilidad se convirtió en fortaleza. Llegaron a ser poderosos en batalla e hicieron huir a ejércitos enteros.” Hebreos 11:33-34 NTV
7. No llevan demasiado peso en su carrera.
Los soñadores dejan la amargura, el dolor, las críticas, la tristeza, el rencor en el lugar que le corresponde: el PASADO y se extienden a lo que está delante, viajando liviano, solo con lo necesario para evitar que todo aquello que puede arruinar su viaje sea una molestia que constituya la destrucción de su sueño.
“Sin embargo, José los tranquilizó, y con mucho cariño les dijo:
—No tengan miedo, que yo no soy Dios. Ustedes quisieron hacerme daño, pero Dios cambió todo para bien. Ustedes han visto ya lo que ha sucedido: Dios ha dejado con vida a mucha gente. Así que no tengan miedo. Yo voy a cuidar de ustedes y de sus hijos.” Génesis 50:19-21 TLA
8. Están altamente motivados.
Los soñadores están impregnados de una llama sagrada llamada motivación. Saben que su sueño es algo por lo que vale la pena dar su vida y si vale la pena morir entonces también vale la pena seguir viviendo y luchando por escalar un peldaño. Su vista no está en el ahora sino que viven un día adelante, permanecen en la lucha y no dudan que Dios está con ellos. Son aquellos que escriben su vida a base de esfuerzo y sudor. Que derriban murallas y se mantienen firmes con las convicciones de que cada día están más cerca de alcanzar su sueño y que no le deben nada a la vida.
“Cuando Dios nos dio la buena noticia, puso, por así decirlo, un tesoro en una frágil vasija de barro. Así, cuando anunciamos la buena noticia, la gente sabe que el poder de ese mensaje viene de Dios y no de nosotros, que somos tan frágiles como el barro. Por eso, aunque pasamos por muchas dificultades, no nos desanimamos. Tenemos preocupaciones, pero no perdemos la calma. La gente nos persigue, pero Dios no nos abandona. Nos hacen caer, pero no nos destruyen” 2ª Corintios 4:7-9
9. Lo que hacen vale la pena.
Se enfocan en lo primordial y se desatienden de lo trivial. Además, saben que lo que hacen puede cambiar la vida de otros y no hablo solamente de ser grandes oradores, políticos o líderes de talla mundial que aparezcan en las noticias; sino que son aquellos que hacen la vida de otros más fácil, que se toman su tiempo para apoyar a los desprotegidos, que forman a sus hijos con el carácter de Cristo, que a pesar de que su entorno vive a su manera, hacen todo lo posible por evitar caer en la cultura del odio, del culto al “yo” y de la autosatisfacción.
Son aquellos que abren su corazón e inspiran al niño que tiene todo en contra. Aquellos invisibles para los premios pero no para Dios. Saben que se pueden convertir en los brazos de Dios en la tierra, haciendo el bien y sembrando semillas eternas en el corazón de quien lo necesita.
“Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, Y sobre tus caminos resplandecerá luz.” Job 22:28 RVR1960
10. No buscan atajos.
Los soñadores no avanzan tratando de ser aplaudidos, no buscan llegar antes a cualquier costo. No venden sus principios por momentos de placer personal. Se mantienen firmes en medio de una sociedad en crisis, confundida y tormentosa, tratando de ser embajadores de su Padre en todo momento y toda situación. Son aquellos que no tiene precio y que cada día avanzan paso a paso por alcanzar la meta. Son aquellos que no son motivados por la fama, la gloria o la fortuna, sino que simplemente saben que están hechos para cumplir su misión y eso es firme en su corazón.
“Aquí estoy; atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado a alguno, o si de alguien he tomado cohecho para cegar mis ojos con él; y os lo restituiré.
Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre.” 1ª Samuel 12:3-4
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