Mujer, Sello de la Creación de Dios.

"Entonces el Señor Dios hizo que el hombre cayera en un profundo sueño. Mientras el hombre dormía, el Señor Dios le sacó una de sus costillas y cerró la abertura. Entonces el Señor Dios hizo de la costilla a una mujer, y la presentó al hombre. 
«¡Al fin! —exclamó el hombre—."

Mujer, el Sello de la Creación.
En los dos primeros capítulos de Génesis, se nos narra la creación del mundo y el nacimiento de la raza humana. Termina la creación con un hecho maravilloso. Crea a la mujer. Mathew Henry explica con una maravillosa prosa este acontecimiento: "Que la mujer fue formada de una costilla (es decir, del costado) de Adán; no fue hecha de su cabeza, como para tener dominio sobre él; ni de sus pies, como para ser pisoteada por él; sino de su costado, para ser igual a él, de debajo de su brazo para ser protegida, y de junto al corazón para ser amada”.

Ser mujer no ha sido algo fácil. A lo largo del tiempo han sido olvidadas y maltratadas. El plan de Dios nunca fue ese. Dios entregó a la primera pareja los mismos deberes, responsabilidades y derechos. Ninguno sobre otro. Ambos completamente diferentes en sus características biológicas, emocionales y almáticas pero ambos con un propósito único: "Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo»." Génesis 1:28. Observen las palabras: "Sean", "Llenen", "Gobiernen", "Reinen". Este texto no está escrito en singular. La bendición es para los dos. Tanto hombre y mujer comprometidos a asumir el deber de cuidar de la creación. 

Así que no hay machismo en el plan de Dios. Al hombre le dio autoridad para ser guía de su esposa, pero jamás un amo o dueño que la ocupe para satisfacer sus deseos egoístas, sino para protegerla, amarla y que juntos construyan un mundo mejor para su familia. Aun y cuando aquellos que se tildan de "progresistas" tachen a Dios como machista y retrógrado, jamás tuvo ese pensamiento. Es por ello que:

Las mujeres son capaces de darlo todo. Toman desafío y asumen riesgos que las llevan hasta los últimos pormenores. No tiemblan ante tomar una decisión, si ello implica el bienestar de su familia, comunidad o nación. Un ejemplo claro es Ester. Ante la inminente sentencia de muerte para su pueblo y aun con el temor de perder su vida, ella declaró: «Reúne a todos los judíos que se encuentren en Susa, y ayunen por mí, no coman ni beban durante tres días. También mis sirvientas y yo ayunaremos. Después de eso, me presentaré ante el rey, aunque la ley no lo permita. ¡Y si tengo que morir, moriré!» Ester 4:16 TLA. No es fácil, pero el alma de una mujer es fuerte, con una resistencia sin igual. Por ello, el enemigo a tratado de robarles su valor y estima; por lo que deben cuidar de ello. Recuerda tú vales, no por lo que tengas o el físico, sino por tus principios y valores que te permiten enfrentarte a la adversidad con el temple suficiente para luchar y vencer lo que venga. Como dijo Salomón: "Es mujer de carácter; mantiene su dignidad, y enfrenta confiada el futuro." Proverbios 31:25 TLA. 

Las mujeres tienen una facilidad para amar. Su amor es único, derrochador y sin límites. Impacta que ese amor no es aprovechado o egoísta, sino que es generoso y arriesgado. Dios las creó emocionales y con la capacidad de sentir y ser empáticas, de manera tal que pueden llorar con los lloran y reír con los que ríen. María, hermana de Lázaro nos demostró que el amor es la firma con que las mujeres suscriben sus actos. Un perfume valorado en un año de salario de un obrero promedio fue vertido en Jesús. Sin remordimiento y complejos, agradeció que el Señor estuviera con ella siempre que lo necesitaba. No espero una fecha especial, ni un momento. Actuó y eso es lo que hace el amor, no te permite que te quedes quieto, te permite abrazar, besar y tratar de hacer sentir bien a aquellos que amas. Nunca mires atrás, te puede distraer de las maravillas del presente. Eres una mujer completa, tanto que no mereces que un hombre te quiera menos de lo que mereces.

Ellas son luchadoras. Emprendedoras. Casi nunca obtienen un no como respuesta y aun cuando lo reciba, trabajar para cambiar esa situación. Mientras la sociedad les pide que vendan sus principios, una verdadera mujer se mantiene firme trabajando por ser cada día mejor, estudiando, trabajando, cuidando. No le importa lo que otros digan o le quieran imponer, si con lo que hace está cumpliendo el plan de Dios, ella estará determinada a cumplirlo. Rut tuvo la oportunidad de quedarse con los brazos cruzados, esperando morir junto a su suegra, pero no lo hizo. Salió, trabajó y cambio el destino que marcaba la sociedad. Ante ello, Dios le dio una recompensa: Que su nombre fuera parte de la genealogía de Su Hijo. Todo por no dejarse vencer por las circunstancias y saber que su estima no depende de lo que pierda o tenga, sino por lo que hacemos y somos. 

Una mujer no deja de creer. Su fe es poderosa y se mantiene aunque las adversidades se conviertan en gigantes. Con todo en contra, ellas pelean palmo a palmo con lo que venga y triunfan. Ana, madre de Samuel puso su fe en Dios y prometió lo siguiente: «Dios todopoderoso, yo soy tu humilde servidora. Mira lo triste que estoy. Date cuenta de lo mucho que sufro; no te olvides de mí. Si me das un hijo, yo te lo entregaré para que te sirva sólo a ti todos los días de su vida. Como prueba de que te pertenece, nunca se cortará el cabello». Luego de derramar su alma delante de Dios, ella obtuvo lo más querido. Su fe inquebrantable, determinó la diferencia entre recibir su promesa y quedarse sin nada.

¿Qué más decir? No alcanzaría el tiempo para seguir definiendo lo valiosas que son las mujeres. Son auténticas, amables, risueñas, enamoradas, laboriosas, entre otras. Jamás nadie las podrá detener. Son enérgicas, entusiastas, activas y trabajadoras. Nunca se dejan esclavizarse por las circunstancias. El mundo les debe admiración y respeto. De un servidor, les pide que jamás se dejen vencer. Su estima o valor no está en la ropa o lo que un hombre les pueda decir o hacer. Perdonen y sigan adelante. Dios las ama y eso es suficiente. Déjense cobijar por su amor y jamás tendrán que mendigar que alguien las ame. No son un objeto. No son propiedad de alguien. Son hijas de Dios y no cabe duda que Él tiene un plan maravilloso para tu vida. Planes de bien. Planes de felicidad. 
¡Siéntase orgullosas de lo que han logrado!, perdónennos por nuestra indiferencia ante su sufrimiento y por la indiferencia ante el abuso. Sin lugar a dudas, lo que han hecho por ustedes mismas, por otra, por su familia o por desconocidos, Dios no lo dejará sin recompensa. 

¡Feliz día mujeres!, ¡A seguir cumpliendo el plan de Dios!, ¡Sigan luchando!, ¡Sigan amando!, ¡Sigan confiando en aquel que las hizo tan especiales, maravillosas y con el carácter suficiente para ser lo que son!, ¡nadie te puede impedir que sigas creciendo! No olvides estás maravillosas palabras escritas por nuestro Creador, a través de Salomón: «Hay muchas mujeres virtuosas y capaces en el mundo, ¡pero tú las superas a todas!». Proverbios 31:29 NTV.

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