1. No obligues a nadie a ser quién tú quieres que sea, porque será una versión hipócrita de su vida y te estará mintiendo para ganar tu aprobación. Procura ayudarle a ser la mejor versión de si, para que jamás te oculte su verdadero rostro, sea feliz y pueda compartir esa felicidad contigo. No hay mejor estilo de vida que aquel para el que fuimos creados y contribuir a que el mundo de otro sea mil veces mejor.
2. Influye positivamente en tu entorno.
Se luz donde haya oscuridad.
Se ejemplo de carácter e integridad en aquellos lugares donde la miseria humana se hace presente cada día.
Crea oportunidades donde todos hayan dejado de luchar.
Dale batalla a la indiferencia mostrando interés genuino en tu prójimo.
Pon una alta dosis de fe en esos corazones que lo han perdido todo. Permanece en el lugar que otros abandonan por desinterés, apatía o pereza.
Ama con sencillez.
Apasiónate de tus sueños y jamás pierdas del horizonte el deseo ardiente de mejorar.
Si te encuentras en el camino al éxito y a la fama, preséntales a la humildad y al enfoque para que no te lleven al camino de la comodidad y soberbia.
Inclínate para saludar a un niño, Ayudar a un anciano y para tener un encuentro personal con tu Creador.
Cambiar cambia todo.
Disfruta esta vida porque a veces da tiempo extra pero jamás repeticiones.
3. Tengo una oración presente en mi vida. A veces la olvido y a veces desearía jamás recordarla. Aunque inspiradora, es totalmente retadora. Implica dejarse llevar por la fe y caminar con valentía por caminos llenos de obstáculos, incertidumbres y crisis. Por eso digo que quisiera olvidarla, pero el Espíritu Santo, vez tras vez, me lleva a recordar esa solicitud hecha ante el Trono de Dios.
Es una oración de inconformistas, soñadores y luchadores. Cuando quieras emprender algo recuerda estas hermosas palabras de Sir Francis Drake:
"Moléstanos Señor, cuando estemos demasiado complacidos con nosotros mismos, cuando nuestros sueños se hayan cumplido
porque hemos soñado muy poco,
cuando hayamos llegado a salvo porque navegamos muy cerca de la costa.
Moléstanos Señor, cuando
con la abundancia de cosas que poseemos
se haya perdido nuestra sed
por las aguas de vida;
Habiéndonos enamorado de la vida,
hemos dejado de soñar con la eternidad
y con nuestros esfuerzos de construir una nueva tierra,
hemos dejado que nuestra visión
del Cielo se desvanezca.
Moléstanos Señor, a atrevernos con más valentía, a aventurarnos en mares más anchos donde las tormentas muestren tu dominio;
donde al perder de vista la tierra,
encontremos las estrellas.
Te pedimos que empujes lejos
los horizontes de nuestras esperanzas;
y que nos empujes hacia el futuro
en fuerza, valentía, esperanza y amor."
Hay pasión, abandono y visión en esta oración. Es sublime y bella. Le pido a Dios que mis labios la expresen con la mayor sinceridad posible y, que mi mente y corazón la sumerja en las hermosas aguas de la fe y que cada día, en mi caminar con él, al pronunciarla, hayan cambios significativos en mi vida.
"Dios incomódame, jamás me permitas ser indiferente con el dolor ajeno.
No me permitas tolerar el mal y ser alguien pasivo.
Borra en mi la frialdad y no dejes que mis logros nublen la vista de retomar y emprender nuevas aventuras aferrado de tu mano.
Dame la audacia para enfrentar a los gigantes.
Dame la tranquilidad necesaria para siempre ser un embajador y que tu nombre siempre sea puesto en Alto.
Toma la gloria por las victorias que logremos juntos (Es decir, todas) y en las derrotas que enfrente, trataré de sacar una lección y mejorar."
Nadie recuerda a los que se quedan en la barca.
Todos admiramos a los Pedros que aunque se hundan en el mar, dan los pasos necesarios para caminar sobre el agua. Nos recuerda que nos podemos hundir pero Cristo está allí lo suficientemente cerca para darnos una mano. Seamos audaces. Seamos provocadores. Seamos ambiciosos.
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