Disposición del Corazón


Y yo con mucho gusto gastaré lo que tengo, y hasta yo mismo me gastaré, para ayudarlos a ustedes. Si yo los amo tanto, ¿por qué ustedes me aman tan poco?” 2° Corintios 12:15 TLA 

¿Qué tan dispuesto estás a darlo todo por ver a un joven rescatado de las garras del enemigo?

¿Estás interesado en ese joven que ha llegado un par de veces y no sabes cómo se llama? 

Aunque no lo parezca, muchas personas dejaron la comodidad de esperar a que Dios haga algo e hicieron cosas para Dios. Los llamamos héroes de la fe. Según Hebreos 11, “…conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros”. 

En este caso no usaron la fe que espera, sino la fe que motiva. La que restaura. La que engendra valentía. La que llena de pasión. La que intercede. La que abraza. La que empatiza. La que impulsa a actuar. 

Cuando te llenas de esta fe, te vuelves inquebrantable. Eres el hombro que se utiliza para calmar una ansiedad y eres un apoyo para encontrarse con Dios. Esto altera tus tiempos. Tus vacaciones. Tus tiempos libres. Ocupas lo que tienes y aun lo que no tienes, lo entregas. Te vacías hasta lo último. Lo fascinantes es que mientras más entregas, más te satisfaces y más eres bendición. ¿Qué estás dispuesto a realizar por ver la vida de un niño/ joven restaurada? Es una pregunta que debes dejar en tu corazón y contestar con tus actos. En ese evento, Dios te necesita al 100%. Solo conviértete en el instrumento de Dios. Él hará el resto.

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